domingo, 13 de diciembre de 2009

En éso estamos

Huir de los lugares comunes, evitar el verbo manoseado y el adjetivo hueco, pero aún así dejarse la piel en cada frase... éso es lo que no consigo.

Adentrarme en esta jungla de palabras prohibidas, con sólo mis dedos en este teclado, cambiarle el significado a cada letra, y que tú entiendas lo que yo aún no sé qué quiero decir. Éso es lo que todavía se me escapa.

Atravesar las brumas con las que oculto estas esperas en la madrugada, las sombras que se dejan arrullar al dulce acorde del silencio. Y no perder el tiempo entre tanta etérea melancolía. Éso es lo que te querría explicar y no me sale.

Así y ahora, antes o después habrá que enredarse en este ovillo de sinsabores y dulces besos de buenas noches. Éso es en lo que estamos.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Un poco más...

Dame un poco más de ti. Déjame mecerme en la frontera de tus sueños, abrazarme a la sombra que deja tu mirada cuando el silencio termina de acomodarse en la madrugada. Ésa ausencia de palabras en la oscuridad de nuestras manos enlazadas...

Yo te daré un poco más de mi. Me desnudaré de adjetivos para quedarme en carne y alma. Un poco más cada día, tú y yo, hasta que ya seamos nosotros y los pronombres no nos confundan.

Pediremos un poco más a la luna... más estrellas y más cielo, entre este enjambre de antenas estarán. Pediremos un poco más al sol, para que nos caliente cuando lleguen los fríos y nos cojan ensimismados en esta espera...

Y si no hay más que dar, y si no hay más que recibir, y si no hay más que esperar, entonces nos preguntaremos si será hora de rendirse... pero ya sabemos la respuesta, ¿verdad?

lunes, 9 de noviembre de 2009

Perdiendo los sueños. Desvaríos sin voz ni palabra.

Voy a dejar de ser yo por un instante: seré el viento en las calles. Me acercaré a cada alma perdida en esta noche de lluvia y frío y preguntaré por tu nombre.

Voy a perder mi palabra por momentos. Me limitaré a mirar el vacío que dejas cuando cierras los ojos y el tiempo se para. Y yo que quiero llenarlo todo, cada hueco, de frases más o menos entretejidas, me detendré en la frontera del silencio, a contemplarte.

Ya he negado la existencia de Dios tantas veces que casi nos hemos hecho amigos. Pregúntale tú, que a mi me da la risa, en qué tengo que creer cuando los sueños se van gastando. Ya son en blanco y negro, y a la que me descuide perderán la voz. Sueños mudos en blanco y negro ahora que estamos en crisis. Sueños en los que las palabras se imaginan, en el que las voces son apenas susurros en un rincón de la memoria (si es que la memoria tuviera rincones, que éso está por ver).

Si es que todavía bebiera, pero se me pasaron las ganas. Ya ves, ni para bohemio valgo.

La paz y la palabra pedía Blas de Otero. Yo ya no tengo ni para poemas, y Jose nos dejó en un "tocado y hundido" que llenó de lágrimas mi alma. No tengo ya palabras, y la voz se me fue quebrando con tanto tabaco en ayunas. Y en cuanto a la paz, ayer vi las noticias, y qué quieres que te diga...

No hay nada que salvar de lo mío, y si ya sólo quedan poemas de otros, déjame terminar diciéndote: "y aún así, aún así..."

Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.

Blas de Otero. Pido la paz y la palabra.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Esta ausencia...

Volver por la puerta de atrás, a hurtadillas, ya no sé si con nocturnidad y alevosía, o sólo con la sensación de haberme perdido entre los pasillos de algún sueño, y ahora despierto y me encuentro con esta traición, con esta ausencia, esta falta de acercanza...

Pero tenía que retornar para mirarme una vez más a los ojos, y confesarme en voz bajita que hay gente que dibuja corazones negros de tinta china, pero los míos eran de tiza en la esquina de la pizarra, apenas una huella en la arena de mis playas. Y así quiero yo el amor, todo un universo sin apenas bordes ni aristas, el roce de unos labios, el tenue recuerdo de las yemas de mis dedos en tu piel.

Quiero volver aquí, a dejarme el alma sin más réquiem que los torpes acordes con los que voy tejiendo esta existencia desmadejada. Pero ya no sé de dónde tengo que respirar este humo que huele a tiempo ya pasado, a caminos que se cruzan sin demasiada insistencia en el destino.

Y si me preguntas que qué hago, te diré que aquí, y ya sé que no es respuesta para esa pregunta, pero ya sabes que las reclamaciones al maestro armero, y aquí paz y después de gloria. Así seguiría con refranes que de tanto uso ya no dicen nada, son sólo atrezzo en estas frases deshilachadas, así que algo de verdad tendrán una vez le quitemos los adornos y las reduzcamos a palabras y nada más.

Poco más me queda entonces, más que decirte que estoy, a pesar de todo, lleno de silencios, aún escondido entre las páginas de este libro, tan antiguo que ya no recuerdo las preguntas a las que busqué una respuesta.

Hola a todos, y perdonad mi ausencia...

sábado, 20 de junio de 2009

Si fuera.

Si fuera un capitán pirata como lo imaginó Espronceda, a cambio de tu mirada empeñaría mi barco y cambiaría mis cañones por un par de zapatos que regalarte. Pero en este asfalto no riela la luna, ni hay presa a quien gritar sobre tesoros y dioses.

Si acaso hubiera sido Morfeo, el rey del sueño que reescribió Neil Gaiman, renunciaría a la eternidad por pasar la tarde contigo. Pero no tengo llaves ni reino que cerrar esta noche de verano, y soy tan mortal como cualquiera, sólo mi amor por ti es de otro mundo.

Si es que fuera un mosquetero de la Francia que se inventó el señor Dumas, traicionaría al rey y a la reina, a la patria y a la bandera, por amanecer colgado de tu sonrisa. Pero ya ves, no tengo espada ni cardenal Richelieu contra quien conspirar.

Y si fuera Alonso Quijano, el Caballero de la Triste Figura al que dió vida Cervantes, ya sabes que tú serías mi Dulcinea, y que no habría gigante que se me resistiera si se pone en el camino. Pero yo no tengo escudero, ni lanza en astillero, ni rocin flaco, ni galgo corredor.

No soy ninguno de ellos, y soy todos a la vez, porque cuando los leí por un momento viví sus vidas. Pero no responde la cuestión. ¿Que qué haría por ti cuando sólo soy yo?. Pregúntame mejor qué es lo que no haría...

miércoles, 17 de junio de 2009

Mi alma negra como el fondo de la olla en la que se te quedaron pegadas las lentejas.

Mi morena de ojos verdes me ha leído, por fin, y me dice que no sabía que mi alma era tan negra, y que a ver qué vamos a hacer, que si soy feliz, y que si no será mejor no revolverla, que después sabe a quemado... y es que mi morena de ojos verdes tiene ese punto de poeta; yo nunca me había dado cuenta de las similitudes entre mi alma y el cocido. Pero ahora resulta que clavaditas, oye.

Así son las cosas. Yo no creía tener el alma tan oscura, será que las palabras que se me escapan tiran más hacia las tinieblas de lo que yo pensaba... Así que intentaré a partir de ahora huir de las sombras, pero con cuidado que ya está aquí el verano, no vaya a cogerme una insolación, y ya la hemos armado.

¿Debo tomarme en serio a mi mismo? Por supuesto que no, éso es algo que siempre he tenido claro. Es la única forma que tengo de seguir teniendo los pies en el suelo y reconocerme cuando ese señor tan serio me mire desde el otro lado del espejo. Aún y con todo, meteré la pata, en algún momento me relajaré y terminaré creyendo en lo que no debo, aunque sea por un instante. Si es así, espero que mi morena esté cerca para devolverme al suelo, con el resto de los mortales. Si no, cuento contigo... ya sabes que te necesito a ti también.

viernes, 12 de junio de 2009

Apuntes sin aire acondicionado.

Arde el cielo como si de una canción de Deep Purple se tratara, y aún así no termino de arrancarme. Quizás va siendo hora de pensar claro de una vez por todas y darme cuenta de que nadie va a descubrirme y que me mintieron cuando la excusa era "no es por ti, es por mi". Resulta que era todo lo contrario. Incrédulo.

Pero me niego a acostumbrarme a la mediocridad, y secretamente conspiro contra el futuro pensando que en algún sitio tengo guardada la capa, la espada y el carné de héroe. Aunque ya pasó ese tiempo, ahora hasta los que creímos apenas buenos te largan un discurso para idiotas y tienes que hacer como que te lo crees. Si es que ya no hay héroes y sí mucha heroína, dímelo a mi que trabajaba cerca de las Barranquillas. Pero nunca ni un problema con los yonkis, oye, y yo con mi corbata en el autobús.

Y ésto de elegir bando cuando no hay ninguno que se me amolde, va haciéndoseme cuesta arriba. Creo que mejor me quedo en el tuyo, el que quiera que sea, siempre que se esté calentito en invierno y fresquito en verano, como en las iglesias de antes.

Así que aquí estamos y aquí seguimos, que la hipoteca es larga como un día sin pan. Ahora, que nadie nos ha dicho qué clase de pan, a ver, que no es lo mismo una baguette que el pan de molde. Ese molde lo rompieron después de hacerte a ti, que ya no quedaba sitio para tanta hermosura. Y sí, ya se que no viene a cuento, pero es que estaba viendo de hacerte un piropo y no sabía por dónde tirar.

Escribo a salto de mata, como un bandolero, robando palabras al que pase por el camino, que Machado se equivocó: sí hay camino, pero es que lleva a Roma, y yo que soy más fenicio que otra cosa, con algo de celta en la sangre, no sé si me encuentro en casa con tanto romano, igual los bárbaros no eran tan malos después de todo.

Entre que se nos escapa el día y la noche se hunde en la calor del verano, jose hace tiempo que no escribe algún poema que embellezca este hastío, y la espera se hace larga.

En fin, ya me perdonaras que hoy no te diga cuánto te quiero, mi morena de ojos verdes, pero es que me estoy haciendo el interesante, y de vez en cuándo me gusta hacerme de rogar. Pero no te preocupes, tampoco tendrás que insistir mucho...

martes, 9 de junio de 2009

Una palabra y algún que otro paréntesis.

Me dejaría vencer por una palabra (y es que yo soy así de fácil), pero depende de la que elijas, tú mira bien, que hay muchas en el diccionario. A ver si vas a coger la primera que te encuentres y me vas a pillar en un renuncio, que yo lo que prometo va a misa (es lo que tiene ser ateo, que a la que te descuidas terminas - o empiezas - hablando de Dios y de la religión sin venir a cuento). Lo que sí que haré en cuanto me sea posible es dejar de abusar de los paréntesis, que te dan el primero gratis y en cuanto te quieres dar cuenta estás enganchado...

Y de los puntos suspensivos. De ésos también me tengo que quitar.

(Y de las frases que empiezan con la y mayúscula...)

En fin, cualquier cosa con tal de no hablar de los vicios de los de verdad, que de ésos ya me doy por imposible. Dicen que intentarlo es lo que cuenta, pero bueno, dicen tantas cosas hoy en día, yo creo que más de lo que se decía antes. Los mayores es que eran más callados, no como esta juventud que lo tiene todo y ya no sabe ni opinar para dentro, que todo lo tienen que decir en voz alta, no vayan a explotar. Yo, en tierra de nadie.

Te iba diciendo, antes de que los paréntesis me distrajeran, que me dejaría vencer por una palabra, pero igual exagero, porque por ti me pierdo también por un silencio. Tampoco hace mucha falta que me deje ganar, ya lo sabes, si aunque lo intente ya no salgo del papel de perdedor, qué le vamos a hacer, si para galán no valgo por mucho que me ponga el traje nuevo.

Si hoy comenzase la historia, igual pasaríamos del guión. Tú déjame (que me deje) ganar ahora, que prometo dejar los vicios para otro día (excepto el que tú y yo sabemos, ése cae en cuanto cierre este ordenador, vete preparando la penitencia). Pero hoy no empieza la historia, que comenzó hace tanto tiempo que las memorias no olvidadas están en blanco y negro, a lo más teñido en sepia. Así que, para lo que queda de función, aprovechemos lo que aquí tenemos, que aún podemos darle un par de vueltas a esta trama y que salga el sol por Antequera...

Pero tú busca esa palabra, que tengo ganas de dejarme vencer, morena mía.

Va por Capri

Estoy cansado, y tengo sueño, pero leyendo los blogs (algunos) de Capri, veo que lo está pasando mal (o lo ha pasado mal, que llego tarde a todo), por culpa de otra persona que se ha empeñado en fastidiarle. Actitudes así hacen que pierdas un poco la fe en las personas.

Así que, aunque de poco vale, decirte que te apoyo y que sigas escribiendo como estás haciendo.

Y no brindo porque ya no bebo y debería de estar ya en el quinto sueño, pero si lo hiciera lo haría por ti, Capri.

http://juegosprohibidosydeseadosb.blogspot.com/ es la dirección de su blog que más leo (Me dejo seducir - 2)

martes, 2 de junio de 2009

Mi pequeñajo.

Si en algún momento esta máquina imperfecta que es la memoria se me estropea, y todos los recuerdos se pierden, y algún dios (de ésos en los que ya no sé creer) me deja guardar uno sólo, ya sé cuál escogería: tu sonrisa en tu carita feliz cuando te monté por primera vez en el autobús...

Pequeñajo, llevo tiempo queriéndotelo decir (ahora sólo resta esperar a que aprendas a leer...)

(Fuera tristezas, que ya habrá tiempo, ¿no?)

domingo, 31 de mayo de 2009

Hablar de todo un mucho.

Hablo del amor como el que sabe de qué va esta historia, pero a mi que me registren, soy tan ignorante como siempre, en ésto, como en cualquier otra cosa.

Hablo de los recuerdos como el que ha vivido al límite, en el filo de la navaja y a un paso del abismo, pero tampoco ha sido para tanto, y en el camino probablemente hayan quedado más amigos que enemigos, más risas que lágrimas.

Hablo del tiempo que se escapa como aquél al que ya apenas le queda vida para echar la cuenta, sacar la balanza, y poco más. Pero espero que de ese tiempo escurridizo aún me quede para empezar de nuevo unas cuantas veces, porque pienso equivocarme cada cinco o seis pasos que de tropiezos tengo llena la agenda.

Así que quizás no debiera hablar tanto, o quizás no debiera hablar como lo hago... o tal vez sí, quién sabe, si resulta que las respuestas no las tiene nadie, que ni siquiera sabemos las preguntas. Entre tanto, y a falta de ese algo que se ha empeñado en ocultarse, seguiré hablando del amor, de los recuerdos, del tiempo, de las preguntas, de las respuestas, de las palabras, de la búsqueda. Y lo haré de la única forma que sé, como si las agujas del reloj se hubieran declarado en huelga y este instante fuera tan eterno como cuando tu mano recorre mi espalda y crees (sabes que no) estoy dormido.

Por lo menos hoy, que mañana será otro día y a saber con qué me sorprendo, que me dejé la agenda en el pupitre y el futuro se ha quedado parado en una hoja del cuaderno. En la misma hoja donde pinté un corazón con tu nombre.

sábado, 23 de mayo de 2009

El destino y poco más.

No creo en el destino, pero a veces hay algo que se cruza entre mi alma descolorida y tus ojos verdes, y me dejo llevar por la imaginación, y pienso por un instante que estábamos condenados a querernos. Y aunque suene a cursi y a película para niñas, yo me lo creo un poco.

Pero, si es el destino, dime tú que no está escrito, que no quiero ser un juguete en manos de algún escritor, que puede tener malas ideas en cuanto le bajen los lectores. Si soy una marioneta más, por lo menos que se enreden nuestros hilos mientras nosotros lo decidamos (que puede ser para siempre y un poco más si por mi fuera).

Porque si no es el destino, nos queremos porque sí, y poco más hay que añadir a éso.

domingo, 17 de mayo de 2009

Recuerdos que duelen.

Voy a empaparme en gasolina una vez más,
voy a rasparme a ver si prendo,
y recorrer de punta a punta la ciudad
quemando nuestros malos sueños.

Esas líneas son de Quemando tus Recuerdos, de Extremoduro. Resulta irónico que esta canción que habla de lo que duelen algunos recuerdos me traiga a la cabeza una etapa de mi vida que me desgarra...

Hoy es tierra de náufragos esta noche engañosa. Solitario por apenas un muro, el sueño se me escapa pero me atacan las miserias de mi alma. Prometí no quejarme más que cuando lloviera, pero soy un mentiroso no sé si solemne, pero sí irredimible. Me quejo porque estoy vivo y despierto, y quisiera estar dormido, en una nube de la memoria, amnésico y olvidado.

Hoy es una calle sin nombre esta noche traidora. A solas con mis fantasmas y con mis demonios, ya nos hablamos de tú. Prometí tantas cosas a tanta gente y ahora intento esconderme de los acreedores de promesas. No voy a lograrlo, pero oye, al menos esta noche no fumo y no lo echo de menos.

Hoy es un espejo de mentiras esta noche cruel y las palabras se las lleva el viento, pero los recuerdos se quedan porque no arden como las fotografías, los libros, las cartas de amor. Los recuerdos son tantas cosas que apenas si son frases una tras la otra. Y el papel no es más que un desván de los sentimientos.

Hoy es ya mañana, el reloj se cansó de quedarse siempre en el presente y ya se marchó a buscar nuevas tierras. Voy a intentar fundirme en los licores del sueño, y a reclamarle asilo a Morfeo. Dicen que el sueño no es más que una imitación de la muerte, y es éso lo que yo hoy busco en esta noche de hierros candentes clavados en el corazón.

Buenas noches.

sábado, 16 de mayo de 2009

Si

Llevaba un tiempo dándole vueltas en mi cabeza al poema de Kipling (If), y sobre todo a estos dos versos:


If you can fill the unforgiving minute

With sixty seconds' worth of distance run


La traducción que más me gusta es la siguiente:


Si puedes llenar el implacable minuto

Con sesenta segundos que valga la pena recorrer


¿Será el tiempo que me obsesiona últimamente? Creo que no siempre se pueden vivir los sesenta segundos del minuto con algo que merezca la pena.


El poema If en inglés lo podéis encontrar, por ejemplo, aquí, y en castellano (Si) aquí o aquí. Uno de mis favoritos.

jueves, 14 de mayo de 2009

¿Qué busco?

Caigo como cada noche rendido al sueño, pero sigo negándome a claudicar. Si no tuviera estas líneas donde desertar de esta guerra injusta en que se ha convertido el cada día, dime tú que haría, acaso vagabundear buscando el reflejo de la luna en algún cristal. O perdido en la marea de un bar cualquiera, mirando alrededor sin comprender, pensando demasiado.

La mañana hace mucho que empieza temprano, y quisiera a veces un poco de tiempo para descansar entre las sábanas, y saltarme el desayuno, pero ya no depende de mi y me tengo que acostumbrar mal que me pese. Y no me quejo más de lo necesario.

Ahora es para siempre, pero durará lo que la publicidad. Mañana vendrá arrasando y me traerá otros dolores de cabeza, que me estoy haciendo adicto al paracetamol, yo que ya no bebo alcohol, y aquí me ves, dejando los vicios desordenadamente.

Los sueños se me mezclan en la mañana, y no siempre sé si es mío o me meti de hurtadillas en el de otro. Pero deben ser míos porque me dejan el sabor amargo de la decepción, y mi boca los reconoce de pura costumbre.

¿Y esta forma de escribir que tengo, párrafos cortos, dos o tres frases sin demasiado sentido, a qué viene? Si yo quiero escribir con la sencillez de un hombre noble y cabal, y no enredarme tanto en ironías, pero es así como me salen las palabras, será que de fútbol no entiendo y que tengo más de plebeyo que de otra cosa, y ya se sabe, hay que enrollarse para aprobar el exámen y que no se note que no has estudiado, que estuviste de farra y volviste a casa sólo a por la guitarra. Pero éso era antes. Ahora sólo me han quedado estas líneas fugitivas.


Cuéntame entonces, tú, que sólo ves esta parte de mi. Cuéntame qué ves, y así me ayudarás a hacerme una idea de lo que estoy buscando y que no encuentro.

Si ni siquiera sé si estoy buscando o ya me di por vencido...

miércoles, 13 de mayo de 2009

Reflexiones sin sentido (más)

Voy a perder al final como todos, tú ya sabes que la vida tarde o temprano nos vuelve la espalda, y que hay un perdedor dentro de cada uno. Sólo que a mi se me nota un poco más.

Me preguntan últimamente qué tal, y yo contesto que no llego a nada, y no es la respuesta que esperan. Lo que realmente quieren oir es que muy bien. Pues que no pregunten, que yo mentir tampoco, que tengo mis cosas yo también.

No llego a nada, y cada vez me acuerdo más del tiempo que empieza a coger carrerilla. ¿Y cómo puede ser? Si hace nada y ya han pasado quince años. Toda una vida. Y a mi ya no me cambian por dos de quince, ni de dieciseis, y no sigo que me da no se qué.

El tiempo pasa a su ritmo, pero últimamente parece que no se acopla a mi paso, y andamos a la gresca. Lo malo es que en esta historia ya sé quien gana, que esta película está muy vista, con león rugiendo y todo. Y además ya me leí el libro, que seguro que es mejor.

No llego a nada, y todo se acaba y ya la lógica no me vale para jerarquizar objetivos, y a mi jerarquizar objetivos me suena a alemán de tan exacto que parece, pero es lo que tengo que hacer para salir del agujero, o cuando menos intentarlo.

Ayer no iba a hablar de amor, pero después sí, y al final... Y éso que me empeño en afirmar delante de todos que sólo sobre amor se pueden escribir palabras que merezcan la pena. El resto es relleno, trozos de papel, manchas de tinta, pedazos de memoria que se borrarán apenas cerremos los ojos. No hay tiempo ya para otra cosa.

Y hoy entre tanta palabra me perderé un poco más de la cuenta, y ya no sabré qué decir mañana. Para pasado ya tengo coartada. En fin, qué quieres que te diga, si ya sabes que al final todos perdemos...

(pero no te dije lo que ganamos por el camino)

martes, 12 de mayo de 2009

No es amor

No es amor ésto sobre lo que escribo hoy. Ya lo sabes.

Es otra cosa.

De veras.

No es amor, es otra cosa, de veras, ésto sobre lo que escribo hoy, ya lo sabes.

Es otra cosa.

Otra cosa debe ser, pero a lo mejor, pienso, también puedo dejarlo para otro día...

Y escribir hoy sobre el amor.

lunes, 4 de mayo de 2009

Miento si te digo la verdad.

No puedo mentir cuando escribo, porque no concibo otra forma de desnudar mi alma. Pero las palabras son actores en una tragicomedia, y a veces se me escapan sin aprenderse el guión. Si las escribo, aquí se quedarán hasta el fin de los tiempos o hasta que se pierdan en el olvido. Como si fuera grabado en piedra, o en oro, como la fecha de caducidad de mi anillo (¿o era el día de nuestra boda?).

Pero entonces, dime, ¿por qué te juro que te quiero por encima de todo, en estas mismas líneas, y después te pongo mala cara por una tontería? Además de porque soy un imbécil, claro, pero éso quedó muy claro desde nuestra primera cita. Y en la segunda también, y bueno, ya sabes que perdí la cuenta porque la calculadora se quedó sin pilas y las veces que soy un imbécil son muchas más de las que recuerdo.

Te quiero, incluso a pesar de todo. Y me preguntas que qué quiere decir éso y yo no lo tengo tan claro, pero sé que es la verdad. Me podría lanzar a adivinar una explicación, pero es mejor que nos quede la duda, no vaya a ser.

Así que no mentiré, sólo disfrazaré un poco esta vida con un par de trapos viejos, y a pesar de saberme ya casi de memoria, intentaré sorprenderme y sorprenderte. Aunque seamos francos: ya no me lees y escribo más por mi que por ti, igual me sirve de terapia para lo que sea que me pasa. A ver si voy a tener algo malo (además de un reflejo de señor mayor en el espejo).

No te voy a escribir sonetos, que a mi sólo me salen pareados, pero te prometo llenar esto de palabras que no leerás. Unas veces serán mejores, otras serán como las de hoy. Si ni siquiera tienes que fingir que me lees. Con que te imagine ya me basta.

jueves, 30 de abril de 2009

Meme

He visto que mis dos últimas entradas en el blog son muy parecidas entre si, tanto en estructura como en fondo. ¿Estoy perdiendo la inspiración o es que no lo se hacer de otra manera? No me han disgustado cuando las leo, pero creo que se podían haber distanciado un poco en el tiempo. El problema es que me senté delante del ordenador, se me vino a la cabeza un título y empecé a escribir de un tirón, sin casi pensar... a veces funciona, pero otras no.

En cualquier caso, ahora que viene un puente y que tenía un Meme pendiente de una de mis blogueras favoritas, quizás sea el momento de cambiar de tercio, por ver si se refrescan un poco mis ideas, y agradecer, sobre todo a Moony y su blog A media luz, que se haya acordado de mi (y también le tengo que agradecer sus visitas por ésta mi "casa")... y al resto de los que leen estas a veces no tan inspiradas palabras, también muchas gracias por hacerme compañía.


(aquí debería ir el premio/meme pero no consigo pegarlo!!
...con lo que en cuanto pueda lo hago)

Este Meme tiene unas reglas, que dicen así:


1. Hay que nombrar a quien te concedió el premio. El premio me lo concedió Moony en su blog A media luz. En él cada día nos cuenta que el amor está hecho con versos de colores, y con imágenes cada día más hermosas que el anterior.

2. Hay que contar ocho sueños. ¡¡Qué barbaridad!! Mis noches no dan para tanto, pero aún así:
Un sueño incumplido: Saber, y tener talento para dibujar.

Un sueño pendiente: Escribir una novela, que sea buena, y que además, se publique.

Un sueño inocente: Que las ilusiones que uno pone en algunas personas no nos defrauden.

Un sueño tonto: Que me toque la lotería, dejarme otra vez el pelo largo, ponerme un pendiente, y no tener que trabajar (¿o es un sueño vago?)

Un sueño húmedo: No lo puedo contar, pero lo tuve ayer...

Un sueño de ayer: Ser un triunfador. Pero me contenté con ser feliz hoy.

Un sueño de mañana: Ser feliz. Pero me contentaré con intentarlo.

El último sueño es el más importante, es a la vez el más pequeño y el más grande: Mi pequeñajo. Sueño que siempre me siga cogiendo de la mano, por mucho que crezca.

3. Y por último, tengo que pasar este Meme a otros cuatro blogs y personas. Y creo que lo más justo es no repetir, ni los que nomina Moony, ni los últimos blogs que recomendé, así que aquí van:

El blog Íntimo y Personal por Mª Ángeles Cantalapiedra, ya que escribe como se debe escribir, y aunque a veces no coincido con sus ideas, me encanta leer todo lo que pone en palabras.

Tormenta, porque su blog es muy alegre, pero últimamente escribe muy poquito... a ver si soluciona sus problemas con el ordenador...

Ana escribe en el blog La escritora de los cuentos de la luna oscura historias teñidas de fantasía épica, y se está currando un "monográfico" de música, que merece que la pongan un monumento!

La Ingeniero cLaO, porque es irreverente, sombría, y hasta tiene algo de mujer vampiro.

Y por supuesto para todos los que visitan éste sitio donde a veces me desahogo con palabras tontas...

miércoles, 29 de abril de 2009

Ámame.

Ámame, con mayúsculas, con pasión, sin reloj ni pausas para el cigarrillo.

Ámame, no como yo te amo, sino como tú me tienes que amar. Ámame sin esperar a la publicidad, sin respetar las leyes de la física, sin bandera ni patria ni himno. Sin educación.

Ámame hoy, y mañana ya veremos. Ámame sin cuidado, aunque esté prohibido, o aunque sea obligatorio. Ámame sólo a mi, ahora que nadie mira.

Ámame en medio de un terremoto y en calma chicha. Ámame antes que nada, ni siquiera te laves la cara, y ámame después de todo, que ya no ponen la carta de ajuste.

Ámame en blanco y negro, y en technicolor, y en tres dimensiones. Ámame en formato panorámico si te parece, pero ámame.

Ámame aunque sea por pena, ámame sin pedir nada a cambio. Ámame de todas las formas posibles, y no te vayas a dejar ninguna en el tintero. Ámame antes de que pase la señora de la limpieza, no sea que nos pille queriéndonos y vaya con el cuento a otra parte.

Ámame limpiamente, sin trampas, sin mentiras. Ámame aunque todo sea falso, pero aún más si cabe.

Ámame quieta, o con ruido, o bailando, o riendo, o llorando. Ámame también si no me amas.

Ámame, que yo creo que ya pillas la idea...

martes, 28 de abril de 2009

Para mi eres tú lo importante, por mucho que te moleste.

Eres tú, entre gasas y maquillajes, el día de nuestra boda, disfrazada de princesa.

Eres tú, cuando estas enferma, y tu piel arde con la fiebre, y mi corazón se encoge.

Eres tú, cuando te ries de mis bobadas. Eres tú cuando te hago daño y mi alma se hace aún más oscura.

Eres tú jugando con nuestro hijo un domingo por la tarde, eres tú consolándolo en las noches largas de los malos sueños.

Eres tú por la mañana temprano, con el pelo revuelto. Eres tú frente al espejo, con las pinzas de depilar en la mano.

Eres tú desnuda debajo de mi. Eres tú hablando por teléfono. Eres tú haciendo la colada, eres tú en el restaurante, eres tú en el supermercado. Eres tú en cada segundo, eres tú cuando eres perfecta y cuando eres un desastre. Eres tú y nadie más, y nada más.

Eres tú cuando se apaguen todas las luces y ya no quede nadie, eres tú en la soledad de la multitud, eres tú en mi memoria, en mi pasado, en mi presente. Eres tú en mis sueños y en mis pesadillas.

Eres tú cuando me gritas y cuando me amas y también eres tú cuando me olvidas y cuando me reclamas.

Eres tú, aquí y ahora, y eres tú al otro lado del río, al otro lado del mar. Eres tú cuando ya no queden sitios donde esconderse, cuando ya no haga falta, cuando el otro lado ya sea éste.

Eres tú, ¿me oyes?. Para mí, eres tú lo importante, por mucho que te moleste. Y si no te enteras, me lo tatúo en braille.

¿Vale?



Nota: Lo de tatúarmelo en braille me lo sopló Loles en un comentario a una entrada ya antigua.

miércoles, 22 de abril de 2009

Día de limpieza.

Ayer fue día de limpieza y eché mi alma a la lavadora, con un poquito de lejía, que la tengo muy sucia y hay manchas que son difíciles de quitar. Pero no miré la etiqueta y me ha encogido. Es que era de limpiar en seco, y yo voy y programo la lavadora con agua caliente, y claro, ahora me tira de la sisa. Ni con la plancha la agrando, y ya me ha pasado la garantía.

Pues a ver qué hago, porque yo salir de casa sin alma, oye que no, que voy como desnudo, y que además que no es mía, que la cambié por no me acuerdo qué de fama y dinero, ¿o era por la juventud eterna? No, lo de la juventud eterna no va a ser, que ayer me conté otra cana nueva, y ya van cuatro.

Tampoco me acuerdo de a quién se la vendí, no sé si era Satanás, Belcebú, o el camarero del bar de la esquina. Si es que la tenía que haber cambiado por un poco más de memoria, que éso sí que me hace falta, y no por caprichos. Si fuera el camarero, mal lo llevo, que hoy y mañana libra, mejor sería con un demonio, que ésos no tienen ni vacaciones ni día del patrón. Lo malo que éstos sí que tienen memoria, los jodíos, que no te pasan ni una. No se yo si no vamos a tener lío a cuenta de esta alma que ahora se me ha quedado pequeña.
Aunque ahora que lo pienso, a ver de qué voy a hacer tratos de almas yo con el camarero, por qué me la va a cambiar... y oye, tiene gracia, porque el camarero se llama Ángel, y no sé, qué quieres que te diga, parece un poco incongruente este tipo de tratos con un ángel, ésto es más de diablo, pero nunca se sabe, que a veces salen rana.
Así que éso, que no me enrollo más, que tengo el alma encogida. Pero limpia, oye, limpia está un rato.

(mierda, ya me la manché otra vez)

sábado, 18 de abril de 2009

Una historia cualquiera.

Era un pueblo con mar, una noche después de un concierto...

Así comienza una de las mejores canciones de Sabina, y así podría comenzar una historia que escuché y que se quedó en mi memoria. Decía así:

La conocí una noche de borrachera, una de muchas, ella era mucho mayor que yo, pero éso es fácil cuando apenas habías cumplido los veinte años. De alguna forma perdí la pista de los compañeros de juerga y terminé, sin saber cómo, en un local a punto de cerrar. Conté el poco dinero que tenía y vi que aún tenía para una cerveza más. Al lado mía, sentada también en la barra, una mujer de ojos tristes y labios pintados de rojo buscaba en su bolso mientras que un cigarro colgaba de su boca. Le ofrecí fuego, y ella me sonrió. No tardamos mucho en compartir el tabaco, las copas y su cama...


A partir de aquel momento fueron muchas las noches que quedábamos para... iba a decir "hacer el amor", pero no sería verdad. Quedábamos para follar como posesos, o al menos, éso era lo único que a mi me interesaba de nuestra relación. Ella se entregaba con la pasión de un condenado a muerte que piensa que ésa es la última vez que rozará una piel distinta de la suya, y yo, bueno, ya he dicho que tenía veinte años y a esa edad se es inmortal y no hay límites para la curiosidad cuando ésta incluye dos cuerpos desnudos. El único problema que yo encontraba en lo que quiera que fuera que compartíamos, se reducía a que ella cada vez quería un poco más de aquello que yo no podía... perdón, otra vez miento, aquello que no tenía ganas de dar. Ella quería ir a cenar, quería que pasáramos algún fin de semana juntos en algún lugar alejado, los dos solitos, quería que paseáramos cogidos de la mano... en fin, todo lo que dos personas enamoradas suelen hacer. Así que pronto empezó a decir que estaba enamorada de mi. ¡Dios mío!, si yo sólo necesitaba estar una hora con ella, en su casa, o en una pensión, y lo demás me sobraba...

Aún así duramos un tiempo y aunque parezca extraño, nadie se enteró de lo nuestro. Pero antes de que cayeran las hojas del otoño por segunda vez, encontré otra chica, de mi misma edad. Y nuestros encuentros se fueron espaciando. Quizás debieran haberse acabado, pero yo no quería renunciar al sexo tórrido y sin responsabilidades que encontraba junto a ella. Puede que su cuerpo empezara a perder firmeza, que su pecho acusara la derrota de la edad, que tuviera que abusar del maquillaje para ocultar el paso del tiempo, sí, puede que todo éso fuera verdad, pero en la cama sabía satisfacer todos los apetitos y los deseos que a mi se me ocurrieran, y al final la balanza volvía al equilibrio. Y yo no quería rechazar ninguno de los dos mundos que ante mi se abrían: una relación romántica con una chica joven y guapa, y los encuentros furtivos con aquella mujer que me doblaba en años.


Recuerdo de aquella época unas palabras que por alguna razón no he conseguido olvidar. Después de haber rechazado ir a cenar con ella, como siempre hacía, y de haber acogido con silencios elocuentes sus "te quieros", me dijo: "Espero que alguna vez alguien te haga sufrir como tú me haces sufrir a mi". Pero aquellas palabras, que pueden parecer tan amargas, no llegaban a sonar con odio, ni con desprecio, ni siquiera con rencor. Lo decía como quien da por hecho que aquéllo era el destino y contra el destino no se puede luchar, y que hay cosas por las que todos tenemos que pasar para poder decir que hemos vivido.


Por fin mi relación con la otra chica empezó a hacerse más seria, y mis encuentros con mi amante otoñal se fueron espaciando mucho, hasta que dejó de llamarme, y yo a ella. Llegó un momento en que pensé que nunca más la vería... Pero no fue así, me quedaba una última vez.


El amor... yo no sé qué es el amor. Y cuando te digo éso no quiero que pienses que nunca lo he sentido. Lo que quiero decirte es que no sé definirlo con palabras, que el amor es muchas cosas. Amor puede ser alegría, y puede ser sufrimiento, a veces a un mismo tiempo, a veces sólo una de las dos cosas. Amor es lo que nos hace levantarnos cada mañana, y es el empujón final para afilar la navaja frente al espejo y tomar la decisión de cortarse las venas. Cuando mi nueva relación se acabó, el amor fue sufrimiento, dolor, traición, ira. Cuando aquella chica por la que hubiera dado todo decidió olvidarme y cambiarme por otro, como quien cambia de zapatos, el mundo se convirtió en un lugar inhóspito donde no era ya capaz de encontrarme, una alcantarilla de sentimientos. Todo se acaba, dicen, y ¿cómo iba a saberlo yo en aquel entonces?. Lo único que sentía era rabia, desesperanza, desolación...

Había pasado mucho tiempo, pero la volví a llamar. Ella había empezado una relación con alguien que le hacía feliz, o éso me dijo. Pero acudió a mi, con sus labios rojos y su cigarrillo. Aquella noche, en la habitación de la pensión, me vengué en su cuerpo de mi corazón roto. Aquella noche volqué toda mi rabia en ella. Aquella noche fue una noche para olvidar, porque las oscuras manchas que guardaba en mi alma habían salido a relucir. Se puede tener sexo con amor y sin amor, y ambos casos pueden llevarte al cielo o al infierno. Y también hay veces que el sexo se convierte en algo lúgubre y siniestro, y aquella noche fue tenebrosa como el averno en el que se había transformado mi espíritu. Lo peor de todo, ¿sabes?, fue que no quería darme cuenta. Y quizás nunca lo hubiera hecho de no ser porque la luz de la luna se filtró por entre las cortinas y vislumbré, a pesar de la oscuridad del cuarto, unas lágrimas en sus ojos...

Y ésas lágrimas las tengo grabadas a fuego en mi alma. No recuerdo qué nos dijimos, si es que hablamos algo. De camino a casa, ya a solas, creí escuchar unas campanas sonando en alguna iglesia, y recordé aquellas palabras que dieron título a la novela de Hemingway: "Nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti". De hecho, así podía ser. Aquella noche algo se había muerto en mi interior.

A ella, nunca más volví a verla. A veces pienso si será feliz, si seguirá con su pareja, si me recordará. Pero no podría volver a verla, sus lágrimas me mostraron cómo soy, y lo que vi no me gustó nada...

Y aquí terminó la historia que escuché una noche que pintaba como una canción de Sabina. No recuerdo cómo fue que yo estaba allí para escucharla, ni quién la contaba. O quizás es que me da miedo recordarlo, no sea que las palabras de esta historia hubieran salido de mis labios.

Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti. John Donne, Devotions Upon Emergent Occasions

Versión original en inglés:
No man is an island. entire of itself; every man is a piece of the continent, a part of the main; if a clod be washed away by the sea, Europe is the less, as well as if a promontory were, as well as if a manor of thy friend's or of thine own were; any man's death diminishes me, because I am involved in mankind, and therefore never send to know for whom the bell tolls; it tolls for thee.

lunes, 13 de abril de 2009

Premios

El tema de los premios es algo a veces controvertido. A muchos no les gustan. Yo los agradezco simplemente porque he visto el gran trabajo y cariño que han puesto Capri, Loles y Petardy en los que han dado recientemente.









Voy a hacer una cosa, ¿vale?. Lo voy a enfocar como una recomendación de blogs, así que os nombraré a algunos y a los que no os nombre, no es que no me acuerde de vosotros, sino que mañana tengo que madrugar y estoy muy cansado, así que al resto, os "recomendaré" otro día... (por dios, cuánto me cuesta hacer una elección).

Capri, Loles, Petardy, ya sé que vosotras me dais a mi el premio, pero os doy el de las demás, ¿ok?

Sigo el blog Te lo cuento bajito (http://telocuentobajito.blogspot.com/) desde la primera entrada, (desde que su fondo era negro). No sé qué es lo que tiene lo que Loles cuenta, que me resulta cercano, como si hubiera otro Gipsy que escribiera como ella. Le tengo un cariño especial, por lo que se acuerde de mi en estas cosas me llena de emoción, y me alegra el día. A veces me duele cuando nos dice cómo no encuentra su sitio, porque yo le tengo en mis favoritos desde hace mucho tiempo, y todo lo que cuenta me gusta.

A Capri le sigo desde tiempos no tan lejanos, pero una de las cosas que me sorprendió de ella es la cantidad de blogs que lleva adelante, todos ellos con una calidad insuperable. Pero entre todos, el que yo sigo es Me dejo seducir - 2 (http://juegosprohibidosydeseadosb.blogspot.com/), un blog de una elegancia tan natural que no se consigue sin un trabajo duro, y que rebosa sensibilidad y esfuerzo. Que me haya elegido es todo un honor.

Para seguir el blog de Petardy (http://petardylandia.blogspot.com/), incluso cambié el navegador. Me gusta tu desparpajo, su carácter, y sus ideas tan decididas (aunque Petardy, a mi sí me gusta Pe), y además es de Cádiz, y éso es algo muy importante ¡incluso decisivo!

Moony es incansable, sensible, atenta, y su blog A Media Luz (http://amedia-luz.blogspot.com/) refleja todo ello, y mucho más. Versos maravillosos acompañados de fotografías llenas de sentimiento, bellísimos sus textos, encantadoras sus imágenes. ¡Y a pesar de tanto trabajo, a veces se pasa por mi humilde casa a dejar su saludo!

Jose escribe con tanta sensibilidad en su blog Me enamoré de un palomo (http://meenamoredeunpalomo.blogspot.com/) que a veces siento envidia de no saber hacerlo como él. Y a pesar de éso, me consta que me visita siempre, y además me deja comentarios tan amables, que a veces me da hasta vergüenza (muchas gracias por estar ahí Jose).

El blog de Yedra combina la ternura y el amor que ella desprende con escenas tórridas de sexo capaces de hacer subir la temperatura del (o de la) que lo lea (http://cerraduradeperversion.blogspot.com/). Sus pensamientos son pura esperanza, y sus fantasías compartidas con Yago, una delicia para los que no se asustan fácilmente.

Lo que nos cuenta Vero en su blog Princesa sin Reino (http://princesadelsubterfugio.blogspot.com/) a veces duele por adivinarse una construcción y destrucción en la que a veces me quiero reconocer (en otra época, de cuando tenía el pelo largo y la vida se escribía con acordes de guitarra eléctrica y versos salvajes y hermosos).

Apenas unas pocas entradas en su blog Hablemos de amor(http://quierohablardeamor.blogspot.com/), y a Carol ya la tengo entre mis favoritas. Nos habla de amor, de películas, de cantantes, de poetas, de canciones...

Paco es una buena persona. No lo conozco personalmente, pero se adivina en sus palabras, en las que a veces me deja como compañía, y en las de su blog. Y además escribe en un estilo sencillo que me encanta, incluso a veces coincidimos en los temas!. Tiene también varios blogs, pero hoy voy a recomendaros su blog de fotografía: Imágenes para el recuerdo (http://recuerdosdex.blogspot.com/).

Y ya no puedo más, que es muy tarde y se me cierran ya los ojos...

domingo, 5 de abril de 2009

Se perdió tu sonrisa.

Cuando no estabas, puse la casa patas arriba. Vacié los cajones, miré detrás del sofá, y debajo de la cama. Pero tu sonrisa no estaba. ¿Dónde la perdiste? Volviste de la calle y seguías sin ella, y sin darme cuenta empecé a perder la mía...

Pero tu mirada se encontró con mis ojos tristes, y por no ver mis lágrimas, intentaste imitar aquella sonrisa tuya que se había perdido, al principio apenas una sombra de lo que era, pero poco a poco, cada vez se parecía más a lo que debía ser. Y la mía no terminó de perderse, volvió por contemplar tu cara, y entonces vimos los dos que, después de todo, no se había extraviado, que ahí seguía tu sonrisa, que había sido todo una equivocación, un espejismo...

(No pierdas otra vez tu sonrisa, ¿o es que no ves el tiempo que tardo en volver a arreglar la casa?)

martes, 31 de marzo de 2009

Hoy no llueve (prohibido quejarse)

Hoy no llueve y tengo prohibido quejarme, así que haré tiempo contemplando esta noche sin estrellas. Yo que nunca he aprendido a distinguir las constelaciones, y les invento nombres a mi antojo, aquí me encuentra mirando este manto negro.

Y no veo nada...

lunes, 30 de marzo de 2009

Tú que me lees y piensas que...

Tú que me lees y piensas que soy una persona espiritual y sensible, cuánto te equivocas. Se ve que no te asomaste al borde ensangrentado de mi alma oscura.

Tú que me hablas y piensas que encontraste a alguien equilibrado y responsable, qué error cometes. No me conocistes cuando la noche me cegaba, en esas madrugadas en las que el mañana apunto estuvo de no presentarse.

Tú que me amas, y confias plenamente en mi, y no me crees cuando te digo que mi espíritu está tachonado de espinas, que mi alma está negra como la noche, como la muerte más solitaria...

Y sólo entonces, porque tú crees en mi, empiezo a vislumbrar la claridad que se filtra en este amanecer.

Porque tú posas tu mano en la mía y te niegas a soltarla, comienzo a olvidar las noches solitarias sin fin.

Porque tú lloras mis males junto a mi, tus lágrimas se hacen lluvia que limpian las riberas de mi alma.

Y escribo estas líneas, y tú me lees y piensas que soy una persona espiritual y sensible, y me hablas, y crees que soy alguien equilibrado y responsable. Y yo te digo: Tú que me lees y piensas...

miércoles, 25 de marzo de 2009

Yo. Tú.

Yo. Tú. Silencio en esta noche antigua como el tiempo.

Yo y tú, abrazados en esta oscuridad de luna menguante, miro tu cara pero apenas te presiento.

Tú y yo, la noche nos arropa, te siento cerca y tan lejos. Estás aquí conmigo, pero también en tu jardin secreto.

Tu piel en la punta de mis dedos, y las preguntas quedan para mañana, o simplemente quedan lejos.

Tú, yo y esta noche, y este silencio, y esta ausencia de preguntas, y tu jardin secreto, y tu piel en la punta de mis dedos. Y esta falta del verbo.

¿Estás aquí conmigo o te perdiste entre los sueños?

martes, 24 de marzo de 2009

"Desierto" y "Al final"

Aunque se me olvidó hace tiempo cómo hacer poesía, rescato dos intentos más o menos recientes, que he retocado un poco.

Desierto

Desierto de tus ojos,
hoy, que apenas me encuentro.

Abandono tu boca,
hoy, que es aún tan temprano;
hoy que entre tus labios
no perdí la apuesta del todo,
que sigo buscando tu mirada
y el leve roce de tu mano.

Hoy, que para siempre es poco
(Hoy desierto de tus ojos,
hoy me olvidé de mirarlos)

Al final

Al final sólo tú y yo,
aquí en esta habitación,
sin artificios que nos separen,
desnudos y confiados
(aparcados nuestros miedos).


Al final, sólo tú y sólo yo.


O es tal vez el principio,
en esta habitación,
mi piel,
tu piel,
mis besos,
tus besos.


Al final,
(al principio)
acariciarte despacio,
acallar tus suspiros
velar tu sueño.

Al final, tú y yo, en esta habitación.

domingo, 22 de marzo de 2009

Más apuntes (sin sentido?)

El amor es mujer (le traiciona el artículo), y viste de gasa blanca. Su vestido vaporoso flota en estudiada ausencia. La pasión viste de hiriente rojo, de sangre, de labios ardientes. La pasión y el amor tienen los artículos intercambiados, y se quieren cada uno a su manera.

Yo voy de negro, y a veces me envuelvo en ti como bandera (el negro de tu pelo, el blanco de tu piel, el verde de tu mirada, el rojo de tu boca). Con tantos colores pintaremos un arco iris de corta y pega.

La pasión y el amor no siempre duran lo mismo, y se van desgastando poco a poco, a base de besos y miradas. La pasión dura lo que tarda la primavera en olvidarse, pero el amor se va haciendo de rogar, y le cuesta abandonar mi piel.

Tú te metes bajo mi piel, y yo bajo la tuya, y nos buscamos la pasión y el amor por los rincones de nuestros cuerpos. Cuando los encontramos estallamos en aquella cosa de nombre prohibido, y volvemos a empezar si es que aguanta la noche.

Los nombres no se deben prohibir, pero hay palabras y palabros. Orgasmo suena a pecado, pero yo no soy un santo, y tú ya eres pastorcita en este belén.

La lujuria y la pasión se conocen desde hace algún tiempo, pero yo prefiero el amor para las distancias largas. Para la cercanía prefiero los besos que nos damos cuando se hunde el mundo a nuestros pies.

Un beso debe ser lento, apenas rozándose nuestros labios, parado el tiempo, detenido el instante eterno en el que tu alma y la mía se equivocaron de estación y quedaron atadas la una a la otra. La pasión todavía no acaba su primavera y el amor apenas está cogiendo empuje. Prepara la brocha que vamos a por otro arco iris.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Apuntes sin sentido

Siento la angustia en el paladar, y la realidad como de cartón piedra. ¿Y si me equivoqué después de todo, y sigo dormido? ¿Desde cuándo?

Te soñé si no exististe, y apenas me resiento.

Si no hay cielo, ya habrá purgatorio donde echar un mus.

Frases sueltas, coge aguja e hilo, y no te olvides el dedal. Tú cogelas por la cabeza y yo por la cola, y aunque sea con pegamento las unimos...

Si no hay cielo, ya habrá purgatorio donde echar un mus, que yo de aquí no me muevo si no estoy a tu vera, ya sabes lo que dijo algún poeta maldito: "si no existieras te soñaría", que si no existieras, yo me volvería a la cama, a seguir con tu sonrisa.

Despierto en la mañana y siento la angustia en el paladar, palpo alrededor y siento por un momento la realidad como de cartón piedra. Pero estás a mi lado, y a lo mejor sueño que despierto por la mañana, y digo: "Te soñé si no exististe, y apenas me resiento".

¿Pero qué significa?

No sé, son frases sueltas, vamos a unirlas a ver donde nos llevan. Coge la grapadora y el imperdible (no ése no, que lo extravié ayer cuando jugaba al mus), y vamos a plancharlas antes, que ya se arrugan.

Si hay purgatorio, entonces ¿por dónde queda el cielo? Haremos autoestop, tú delante que a ti te paran. ¡Basta, no tiene sentido!, despierta, es una pesadilla.

Si no hay cielo, tú coge apuntes, que ya nos construimos uno aunque sea pequeñito.

Aprendo deprisa, pero con pausa, y ya los cielos me salen pintiparados. Nos haremos ahora un purgatorio para pasar el puente. Yo a tu vera, ya sabes, de tu mano y no me vayas a soltar.

No es una pesadilla, es un sueño pero no es de los de susto...


Nota: Perdón pero estoy un poco tonto hoy.

domingo, 15 de marzo de 2009

Soy

Soy un solitario, un antisocial patológico, el chico tímido del rincón en la fiesta del siglo, el compañero de trabajo callado y taciturno.

Soy un amigo fiel, soy un amante entregado, soy un padre cariñoso, soy una buena persona.

Soy un rebelde sin causa, soy un pistolero con historia y muchas muescas en su revólver, soy un soldado sin munición en retirada, corriendo por su vida.

Soy una llama en este incendio, soy la espuma en la ola del mar embravecido, soy la sangre en tus venas.

Soy una placa tectónica, soy un superhéroe venido a menos, soy un pirata con barco empeñado, soy un judío en Nuremberg.

Soy el aliento de tus besos, soy el tacto de tus dedos en mi espalda, soy mi boca entre tus piernas.

Soy el dios de los que no creen, soy el que volvió de los infiernos, soy la negación de la palabra.

Soy diez mil personas, veinte mil cosas, treinta mil lugares. Soy setenta veces siete otro distinto, soy quien quieras que sea, pero dilo.

Soy joven, viejo, delgado, grueso, feo, atractivo, hombre y mujer, todo a un tiempo. Tengo el mundo a mis pies. Soy el universo, soy un grano de arena, una piedra en el zapato.

Y, ya de paso, soy el que escribe estas palabras, y contigo leyendo puedo ser cualquier cosa.

sábado, 14 de marzo de 2009

Besos y caricias (cazando grillos bajo la luna)

Si rompemos este silencio, quizás se quiebre esta noche tranquila y se oculte la luna llena. Pero si se oculta la luna llena, dejaré de ser hombre lobo, y me quedaré solo en hombre.

Si alzamos un poco la voz, quizás se callen los grillos. Pero si se callan los grillos, dejaré de ser un niño con un frasco de cristal en una noche de verano, y se quedará vacío el frasco.

Si encendemos una bombilla, en esta noche de besos y caricias, quizás nos veamos las caras, y verás que perdí mi parte de lobo, y verás que en mi frasco de cristal ya no hay grillos. Y cómo volvemos entonces a los besos y las caricias, si ya no soy un hombre lobo, y si mi bote de grillos esta vacío.

Así que no rompamos el silencio, no alcemos la voz, no encendamos una bombilla. Sigamos con los besos y las caricias.

(Si tampoco era tan difícil)
.

sábado, 7 de marzo de 2009

Hubo un tiempo...

Hubo un tiempo en el que mi alma se hundió profundamente en mi carne...

Hubo un tiempo en el que lloré lágrimas de sangre y rabia, un tiempo que se escondió y a veces aparece entre mis papeles (una canción escrita en una servilleta de papel, de la que olvidé los acordes, o un poema de rima rebelde, versos incendiarios que airearan los miedos y los disfrazaran de revolución). Hubo un tiempo que pasó más lento, que se ensimismó en mi sufrimiento con cruel cadencia. Hubo un tiempo de vino y rosas, pero sin el glamour de Hollywood, más patético que romántico, vino de garrafón y rosas de plástico.

Hubo un tiempo en el que el espejo me mentía, y mis ojos me mentían, y mis oidos me mentían, y mis palabras me mentían...

Hubo un tiempo de sed ardiente, un tiempo de infinita melancolía, de atardeceres solitarios, de confidencias a las cinco de la mañana, después de muchas cervezas y de abrir el alma de par en par. Confidencias traicionadas después por unas risas de amigotes, una amistad que se fue perdiendo, y que (aún) sigue doliendo.

Hubo un tiempo que se enquistó, y que mi morena de ojos verdes dejó que se aletargara para darle un respiro a esta existencia insegura llena de pecados todavía redimibles. Un tiempo que volverá tarde o temprano, en este ciclo inexorable de triunfos y derrotas, donde las apuestas aún están abiertas y no se atisba ganador.

Pero ahora es otro tiempo y otro lugar. Ahora no es tiempo de quejas ni de llantos, me repito, aunque a veces siento el peso del universo bajo mis hombros, tan débiles y enclenques como siempre, y me pregunto con un atisbo de lucidez, si al menos no tendré ese alivio egoísta.

Ahora que el niño duerme en su cuna, ahora que tú te has dormido con la película de sábado por la tarde en la tele, ahora que brilla el sol en la calle y entra suavemente a través de las cortinas... ahora, en este instante, soy feliz. Porque hubo otros tiempos, pero ahora es ahora. Y me asusta tanto...

Nota: La primera frase de este escrito no es mía, pero me inspiró en lo anterior. El párrafo completo del que la he extraido es el siguiente:
Hubo un tiempo en el que mi alma se hundió profundamente
en mi carne, y aunque intento recobrarla para que me cure de tener un cuerpo, no
lo consigo.

Lo escribió Loles, en su blog Te lo cuento bajito, y la entrada Ubicándome y yo me he atrevido a copiarselo, espero que me perdone.

martes, 3 de marzo de 2009

My way

Cantaba Sinatra aquella canción de canalla simpático, aquel testamento de vividor al que el próximo final le hace echar la vista atrás. Y siempre se queda en mi cabeza, durante unos días, aquellas dos líneas maravillosas: ...Regrets, I had a few/ but then again/ too few to mention (que en nuestra lengua viene a decir algo así como que: ...Por lo que arrepentirme tuve algunas cosas, pero tampoco tantas como para nombrarlas).

Pero ni soy Sinatra, ni soy canalla, y mucho menos soy simpático, y aunque espero que tarde mucho en ajustar la última cuenta de mi (tirando a pobre) existencia, tampoco pienso que pueda decir lo mismo: mis errores sí que son muchos. Pero por la misma razón, demasiados para nombrarlos.

Hay gente que dice que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho. Yo no soy de esa tribu.

Nunca he tomado una decisión creyendo desde el principio que es la errónea, ni he hecho nunca nada (o sinceramente creo no haberlo hecho) sólo por el placer de herir a alguien. Pero éso no basta. Las acciones que uno toma pueden afectar a otra persona, o a ti mismo, sin que ésa sea nuestra intención. La decisión reflexionada, y finalmente elegida puede tener un desenlace que no era el previsto... tantas cosas que pueden ir mal, tantas cosas que de hecho, han ido peor que mal.

Pero, como con las malas personas que se cruzan en tu camino y te ponen la zancadilla, terminan por hacerte más fuerte, así los errores que uno toma le hacen ser como es. Yo soy mis virtudes, pero sobre todo mis defectos. Yo soy mis aciertos, pero principalmente, soy mis fallos.

Si volviera atrás evitaría algunos errores, pero ¿qué hubiera pasado entonces?¿Estaría ahora escribiendo esta reflexión?

La vida no es más que una sucesión terrible de encuentros y desencuentros, de idas y venidas, de comienzos y, sobre todo, de retiradas. La vida es una cadena que oprime, y una piedra que nos libera de esos hierros. La vida es risa y es lágrima, a veces a la vez, a veces a destiempo. La vida es imposible, y a la vez está clarísima en qué consiste, aunque no lo entienda, aunque la entienda tanto.

Estaría bien echar la culpa a otros de todas las tristezas que nos llegan, de todo el sufrimiento que encontramos alrededor. Pero a lo mejor somos nosotros en parte los culpables. Y si es así, digo yo, que quizás tengamos la culpa de alguna que otra risa... y que tal vez en éso consiste todo.

O puede que no, tampoco me hagas mucho caso, si ya sabes que yo casi que hablo por hablar...

viernes, 27 de febrero de 2009

Pero no pudo ser

Pensé en no dejar que entre tus labios y los míos se enfriara el aire, en abrazarte desnudo desafiando a la luna, y sentir tu piel contra la mía, sentados el uno frente al otro muy cerca, mis ojos clavados en los tuyos. Pensé en detener el tiempo en el instante en el que... Pero no pudo ser. Tú viniste cansada y te acostaste temprano, y yo me quedé lavando los platos.

Quise romper las reglas, olvidarme del resto del universo, deshacer todas las injusticias de este mundo en un único gesto. Un gesto de amor tan sublime que... Pero no pudo ser. Se puso a llover y yo no tengo paraguas, que lo empeñé el otro día, cuando se me perdió el chubasquero.

Pretendía escribirte el mejor poema de amor, que mis palabras hirieran tus sentimientos más secretos, que cada verso sanara tu alma, que el infierno y el cielo se juntaran en cada sílaba... Pero no pudo ser. Se me olvidó que era lunes, y yo los lunes tengo mal día para la lírica.

No pudo ser porque soy alérgico a la kriptonita. No pudo ser porque mi religión me lo prohibe. No pudo ser porque estoy de trabajo hasta arriba y oye, que los sábados no tengo yo ganas de nada. No pudo ser porque ya verás tú cuando seas padre. No pudo ser porque lo digo yo y basta. No pudo ser porque las motocicletas, las vacaciones y el otoño me han desconcentrado. No pudo ser, hostias. No pudo ser, que no estoy yo muy católico. No pudo ser, ni preguntes. No pudo ser.

Pensé-que-quise-pretender-decirte-lo-que-te-quiero. Pero no me salió. Escribí esto otro, ya me perdonarás, si ya sé que mejor hubiera estado... no sé, una carta de amor, un manifiesto poético, o un chiste de Lepe. Pero no pudo ser.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Muchas Gracias.

A los que se hicieron llamar amigos y me vendieron por mucho menos que treinta monedas, muchas gracias por hacerme distinguir a aquellos que de verdad merecían serlo. Los que me fallasteis, y ni siquiera os asomó el arrepentimiento en vuestra falsa mirada, sabed que me enseñásteis aquello en lo que no consiste la amistad. Ahora ya sé vislumbrarla (un poco) mejor.

A los que me miraron - y me miran - por encima del hombro, a los que nunca dieron un duro por mi, a los que se rieron de mis sueños y proyectos, a todos ellos: muchas gracias, porque quizás teneis razón y probablemente jamás se cumplan, pero me hicisteis ver que para cumplir mis metas tendré que esforzarme, superar obstáculos y lamerme las heridas de vez en cuando. Ahora sé que el éxito (que sigue igual de lejos que siempre) en esta larga travesía que es la vida no vendrá sin pedir nada a cambio. Y también que los sueños cambian con el tiempo, y no siempre se vende uno por ello.

A ésos, o a ésas, a los que un chico andaluz y con gafas les parecía algo cómico, una decepción, un disgusto, a ésos... bueno, a ésos que les den por culo. Y, en fin, gracias por dejarme ver lo patético que puede llegar a ser el ser humano.

A las mujeres que me rompieron el corazón, a ellas les tengo que agradecer especialmente su rechazo, porque así me pudo curar el alma una morena de ojos verdes... (aunque cuánto dolió la soledad durante algún tiempo).

A los que me hicieron llorar, a los que me hicieron daño, a los que me olvidaron, a los que me pusieron la zancadilla, a las que llenaron de tristeza alguna que otra noche (muchas), a todos ellos y ellas, muchas gracias por hacerme el hombre que soy, con todos mis defectos y virtudes, mis verdades y mis mentiras. Gracias por hacer de ésto un viaje cuanto menos entretenido. Sé que me encontraré con muchos como vosotros en lo que nos queda de camino, pero ya nos vamos conociendo.

Y a los demás, bueno, a los demás os lo cuento otro día.

viernes, 20 de febrero de 2009

Eres una ingrata...

Eres una ingrata. ¿Cuántas noches me he pasado haciéndote compañía, acariciando tu cuerpo con tanta delicadeza, con tanto cariño? Y tú me lo pagas ignorando mis desvelos, quejándote cuando al tocar tu talle la pericia no me acompaña.

Te has empeñado en negarte a hablarme con la dulzura con la que hablas a otros. Ya sé que no soy yo tu sueño ideal, pero (iluso de mi) pensé que podría sustituir mi falta de talento con devoción y cariño. Pero ya no me engaño. Sé que echas de menos unas manos firmes y expertas que te dominen y saquen de ti aquello para lo que fuiste hecha. Añoras esas manos, esos dedos que se deslicen a lo largo de tu piel, que te hagan disfrutar todo lo que yo no he sabido. Sé que quieres susurrar palabras de amor, cantar a pleno pulmón el himno más salvaje, bailar bajo la luna hasta que desfallecidos nos tumbemos en la arena, balancearte bajo el sol del principio del verano. Y yo jamás podré darte todo éso, ahora me doy cuenta. O quizás siempre lo supe y me engañaba a mi miso.

Pero olvídate de todo lo que podría ser pero no será. Voy a ser cruel, voy a ser egoísta. No dejaré que te alejes, no me separaré de ti, seguirás entre mis manos, te guste o no. Quizás no soy justo, pero al fin y al cabo, la vida no lo es nunca (salvo en el instante eterno del amor correspondido). No me hago ilusiones, no te echo a ti la culpa (aunque recuerda que viniste a mi de otras manos, te abandonaron por otra mejor).Yo te acogí con todo el cariño y toda la ilusión. Entraste en mi casa y ocupaste el mejor sitio. Te enseñé orgulloso cuando aparecía alguna visita. Te senté en mis rodillas y tarareé contigo mis canciones favoritas. Nunca pensé en sustituirte, como tú me cambiarías sin pensarlo por otro dueño. Así me lo pagas. Eres una ingrata.

Guitarra desagradecida.

martes, 17 de febrero de 2009

B.S.O.

Si mi vida fuera una película, se publicaría directamente en DVD. Y tendría gracia, yo que nunca llegué a aprender a programar el VHS, e insisto en decirle al del videoclub que le devuelvo la peli rebobinada.

La película no tendría mucho éxito, no te quepa la menor duda, sobre todo si salgo yo como actor. Seguro que no me meto en el papel. Pero oye, si el guión no es bueno, siempre nos queda la fotografía. A Bogart le quedaba Paris, pero era en blanco y negro. Ahora las peliculas son en color y se llaman films, como el rollo de plástico transparente que tengo en el cajón de la cocina. Mi película también sería un rollo, como el del cajón, pero de otro tipo.

Lo que no sería un pestiño sería la música. Las canciones que me han acompañado, las que me han inspirado, las que me han deprimido, todas saldrían conmigo, con sonido surround, en estéreo, y alta fidelidad. Que digo yo, que tanta fidelidad no habrá, que algunos cuernos habrán caido. Pero no me hagas caso, que me disperso.

Springsteen tendría que estar allí, y sonar Because the Night en el radiocasete del coche de mi padre, mi pobre padre que es tan de Juanito Valderrama aguantando los gustos rockeros de su hijo. Y después escucharíamos Born To Run, el primer vinilo que compré, Cover Me, The Rising, todas las canciones que ya están bajo mi piel por siempre. Y por supuesto tu Secret Garden, porque sigues teniendo tu jardin secreto, aquel donde no puedo entrar, tu rincón privado, aquel sitio tan tuyo y tan íntimo, un lugar tan privado, que por mucho que conozca tu corazón, no puedo encontrar.

Los Rolling Stones, los AC/DC, los Deep Purple, los Rainbow. Todos aquellos rockeros que nunca mueren. Y además, literalmente. Los Beatles no eran tan rockeros, por éso la han ido palmando.

Aquella canción de Silvio Rodriguez que nunca he entendido, Óleo de una mujer con sombrero, pero que sin hacerlo, me ha desbordado con su belleza tan lírica. Las canciones del Sabina con sus versos callejeros y sus malas maneras. Serrat y el sueño de una generación, que aunque anterior a la mía, siguió perviviendo en canciones que nunca mueren. Su Señora, y la versión de los Enemigos, que parece que se hizo para nosotros, para ti, para mi y para tu señora madre.

Loquillo y los Trogloditas, en mi adolescencia, las primeras cervezas, y las segundas, y las terceras. Extremoduro a los veinte años, cuando los amores eran tan trágicos, y la vida tan amarga que hasta mis poemas valían la pena. Y jamás olvidarme de Summer of 69, que ya siempre eres tú. Es tu sonrisa. Son tus ojos.

Mi amigo Brian es para siempre Van Morrison. Mira que morirte, inglés idiota. Me gustaría creer en la vida eterna para pensar que voy a verte otra vez, y que así me devuelvas las lágrimas que derramé por ti. Y después nos reiremos, porque ahora le veo la gracia. Que nos la jugaste a todos hasta el último día, mira que eres hijodeputa, amigo mío. Ahora nuestra amistad se ha quedado congelada en el tiempo.

Tantas canciones, tantos cantantes que no nombro.

Cada momento tiene un acorde. Cada vivencia, cada persona que conocí, cada amigo que perdí, cada traición, cada amor, cada esperanza, cada lágrima, cada risa. Todo tiene su banda sonora. Los rechazos, los abrazos, los fracasos y los éxitos. Los entierros y los bautizos, las bodas y las juergas los sábados por la noche. Las películas de madrugada con subtitulos, los nervios de antes de un examen. Mi madre, mi hijo, tú. Despertarme por la mañana y encontrarte. Llorar en el cine, aprovechando que está oscuro, que uno es muy hombre y los hombres no lloran. Reirme solo viendo los payasos en la tele. Bailar contigo, yo que no bailo porque me lo prohibe mi médico. Yo que sólo se bailar porque de algo hay que morirse. Todo tiene su B.S.O.

Pero es mi banda sonora. Original o no, qué más da.

Pero oye, que es tarde, rebobina la casete ésa y vamos pa la cama. Y guarda la guitarra. Esa guitarra desagradecida...

viernes, 13 de febrero de 2009

Nostalgia de la niñez

Hoy quiero volver a ser un niño, andar de la mano de mis padres, y balancearme mientras entre ambos me sujetan sin esfuerzo, yo con mi ropa de domingos, ellos con la sonrisa de fiesta. Quiero aprender, otra vez, a montar en bicicleta, y que mi madre sujete mi sillín y me prometa que no me va a soltar. Y que vuelva a soltarme. Quiero que, siempre ella, tiña de mercromina mis rodillas heridas de niño, mis codos, mi barbilla, que me consuele, que me limpie, que me peine, que seque mis lágrimas.

Quiero volver a pelear, en broma, con mi padre sobre la hierba verde y fresca del pasado. Quiero echar carreras con él en la playa, y que, otra vez, me deje ganar descaradamente. Quiero volver a comparar mi mano con la suya y comprobar que, aún y por siempre, es mucho más grande que la mía.

Hoy quiero retornar a la niñez, que mi madre me riña por no comerme la verdura, por correr y sudar, por mancharme, por mil pequeñas cosas, y que cuando llegue la noche, me cante aquellas canciones que nunca sonarán igual y, así, dormirme sin miedo a la oscuridad, y cuando me despierte, poder ir a su cama, acostarme entre mis padres, a salvo de todos los monstruos del otro lado del espejo, de todos los peligros y fantasmas que acosan la imaginación cuando el sol se oculta y aún eres un niño.

Hoy quiero volver a heredar la ropa de mis primos, vestir los pantalones cortos que nunca me gustaron, ir al cine con mi padre por las tardes si fuera sábado, con mi madre los domingos por la mañana. Gritar BIEEEEEEEENN cuando los payasos de la tele me pregunten cómo estoy, irme a la cama cuando la película tenga un rombo, cruzar la calle de la mano de mi padre y por el semáforo, pasarme el día en el suelo, amaestrando hormigas, capturando grillos.

Ahora que ya no puedo sentarme en las rodillas de nadie, ahora que ya no necesito que me expliquen otra vez de dónde vienen los niños, ahora que no me despierto con la misma ilusión el día de reyes, ahora que ya no me asusta mirar debajo de la cama cuando el sol se pone. Ahora que la nostalgia me ha invadido, ahora que mi alma se ha teñido de melancolía por un tiempo que se fue para siempre, ahora que sólo me consuela la ilusión de que nuestro pequeñajo sienta alguna vez esta añoranza, dentro de muchos años, y quiera recordar como hago yo ahora una época que tenía un color diferente, un olor, un sabor y un tacto distintos.

Si es así, si nuestro hijo recuerda su infancia con la mitad de esta triste alegría con la que recuerdo yo la mía, significará que no lo hicimos mal del todo. Entre tanto, déjame hundirme un poco en esta nostalgia, que ya después saldré a flote, y seguiré con mis sinsentidos.

lunes, 9 de febrero de 2009

V.O.S.

Cuando te digo que te quiero, te estoy diciendo que cuando no estás me muero un poco, y que cuando vuelves los barrotes de mi cárcel (aquella que te dije) dejan de existir. Cuando te digo que te quiero, te estoy diciendo que todo mi mundo se reduce a lo que abarque tu mirada, que dejaría de lado ideas y posesiones para estar a tu vera, que traicionaría a amigos y familia sólo por ti.

Cuando te digo que te quiero te estoy diciendo mucho más que dos palabras, estoy resumiendo el universo en el espacio que queda entre tu boca y la mía. Cuando te digo que te quiero debería pararse este planeta infame y guardar un silencio devoto, porque todas las religiones del mundo dejan de existir porque tú estás aquí, a mi lado. Cuando te digo que te quiero, te estoy diciendo que bajaría al infierno a por ti, y que si acaso no te pudiera traer conmigo, contigo me quedaría.

Cuando te digo que te quiero, no hay mañanas ni noches, no hay tardes, ni sol, ni luna, ni paseos en el parque, ni trabajo, ni siestas los domingos, ni televisión, ni cine, ni teatro, ni padre, ni madre. Cuando te digo que te quiero, todo lo que no eres tú ha dejado de tener forma. Cuando te digo que te quiero, ya no hay nada más que hacer, no hay futuro, ni pasado, y por supuesto el presente nunca asomó su cara por esta casa. Cuando te digo que te quiero, ya nada tiene sentido, sólo tú, y sólo yo.

Cuando te digo que te quiero, ya no hay música, ni pájaros cantando, ni perros que ladran, ni trenes que se pierden en la oscuridad de unos fanáticos, ni lágrimas, ni risas. Cuando te digo que te quiero, ya no hay culpas, ni remordimientos, ni nada que ocultar. No hay canciones en la radio, ni llamadas a medianoche. No hay viajes a urgencias, ni cervezas con los amigos, no hay cafés con leche, ni el primer cigarro del día. Cuando te digo que te quiero te estoy abriendo mi alma una y mil veces.

Pero cuando te digo que te quiero, no te enteras. A lo mejor te lo subtitulo la próxima vez.

domingo, 8 de febrero de 2009

Mala Persona

Hay veces que soy una mala persona. Otras, soy un poco más feliz.

Hay momentos en que la desazón no me deja respirar, en que el aire se solidifica a mi alrededor, aprisionándome, como rejas de una prisión. Hay veces que soy tan tonto que pienso que, alguna vez, todos nos hemos sentido así. Pero después me sacudo las ideas un poco, y veo claro (otra vez) que yo no soy como todos. Ni siquiera soy especial.

No siempre soy el mismo. Y ahora que me sincero, es demasiado tarde, porque ya he dejado de fiarme de lo que escribo. Ya no sé si lo que digo es mentira, o efecto de la melanconlía, pero una cosa está clara: no puede ser verdad, porque en estos tiempos que corren nada es cierto. Y ésto que aquí queda, escrito y grabado para la posteridad, lo pongo ante notario, que es el único que da fe, al menos desde que la iglesia de la esquina cambió las velas de toda la vida por bombillitas a diez céntimos la plegaria. Será que la cera está cara, y los milagros hay que amortizarlos.

Pero que no me disperse, que este asunto es serio, así que déjame que me ria un rato. Principalmente de mi, que soy el protagonista de esta torpe historia. Y es que este guión comenzó hace tan poco, (si fue el día después de que acabara el pleistoceno) que aún tengo cuerda para rato, aunque creo recordar que nunca me di más de una semana.

No te fies, de todas formas, que mi cabeza no está para mucho esta noche, ya te dije que hoy no soy una buena persona. O no te lo dije, que las confesiones no son lo mio, ya sabes, siendo ateo y todo éso...

En fin, ya está dicho. Hoy es una de esas veces, así que no te acerques mucho.

Ahora sólo queda pedir perdón. Éso lo haré mañana, o mandaré un SMS. No sé.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Yo no acuso, sólo me rio.

Debería acusar, pero me da la risa. A ver, qué quieres que te diga, si ponerme serio no me sale, y además, que es que se me nota, que no me lo creo ni yo, que tú misma me lo dices: "que no te pega". A ver, qué quieres que te diga, si es que hay pocas cosas que valgan la pena ponerse solemne, y más desde que se me pasó lo de creer en dioses y en demonios. Ahora ya, más que creer, sospecho. Serán los años. O la tripa. Igual es la tripa.

Debería acusar a más de uno, pero total, si les va a dar igual. Y además, que les da lo mismo, que el que ha nacido malo, malo se va a quedar. Si aquí, como en todas partes, hay mucho mal nacido, y a la que te descuidas te han guindao el reloj, la cartera y el peluquin. Pero en fin, qué se le va a hacer. Al menos no llueve. Bueno, vale, que sí, que llueve.

Debería intentar hacer algo al respecto, acusar a alguien, no sé, poner las cosas en su sitio. Y sobre todo, no perder el tiempo. Pero por más que lo intento, este instante termina por irse, y ya no puedo encontrarlo ni siquiera debajo del sofá, que es donde aparecen todos los chupetes perdidos del niño.

Este instante es escurridizo, y éso que nos conocemos de toda la vida, este instante y yo, pero él sigue haciendo como que no me conoce. Será que es tímido. O será que no era éste, sino el que viene por allí, si es que se parecen tanto, a ver si son familia.

Debería dejar de reirme de las cosas serias, pero no puedo, que hay que esperar un par de horas a que se pase la digestión, y después ya puedo poner el gesto grave, y acusar a alguien, o a algo. No sé de qué, pero vaya, que cosas que echar en cara ya lo creo que hay. Más que bares.

Y gente a la que acusar, fíjate. Que levante la mano al que alguna vez le hayan acusado de algo. Ya ves, aquí mismo, de tres que somos (tú, yo y este instante), a dos nos han sacado los colores.

Pero es que yo no acuso, que debería, yo sólo me rio. Dejo lo de acusar para los que lo tienen claro, y yo no lo tengo, que a mi se me emborrona la vista a esta hora. Ahora mismo los duendes están pintando nuestros sueños de verde, y yo aquí tan despierto. Se ha hecho muy tarde, ya, y yo que mañana tengo que volver a barajar las cartas para echar otra partida.

¿Y si mañana nos quedamos en la cama? Nada, por echarnos unas risas. Ya sé que no lo haremos, si nos conocemos demasiado, pero al menos, déjame que me lo imagine.

Ya está.

Oye, valió la pena.

sábado, 31 de enero de 2009

Hoy tampoco escribo.

Hoy tampoco escribo, pero si lo hiciera, hablaría de tus labios dulces, fresas con azúcar, y de tus ojos verdes donde se pierde mi templanza. Pero no, hoy no escribo, y no te diré cómo muero cada día en tus besos, y cómo vuelvo a la vida cuando tropiezo, cada mañana, con tu mirada. No puedo decirtelo, porque hoy tampoco escribo.

Si cambiara de opinión y escribiera (pero no lo voy a hacer, desengáñate) probablemente te contara del perfume que acompaña a tu cuello, de la redondez y la tersura de tu pecho, del negro de tu pelo, del suave tacto de tu piel entera. Pero no cambiaré de opinión, y sé que es una pena, porque no podré decirtelo, que hoy tampoco escribo.

Si acaso, al final, escribiera, me enredaría en contarte cómo me haces sentir un hombre, cómo me reconviertes en persona, cómo cambias mi existencia cuando tú y yo nos emparejamos. Pero no escribo hoy tampoco, éso tenlo claro, y no podré contarte, entonces, todas estas cosas que te digo.

Hoy no escribo, y no te comentaré, ni te susurraré, ni te gritaré, ni te volveré la cabeza loca. Hoy no escribo, y no dejaré salir mis fantasmas de paseo, y no verteré mis miedos y mis alegrías en estas palabras tan maltrechas, en estas frases de saldo, en estas letras manoseadas y mojadas por la lluvia.

Hoy tampoco escribo, pero mañana será otro día.

jueves, 29 de enero de 2009

Hoy no escribo

Hoy no escribo porque no me da la gana. Da igual lo que insistas, hoy mis dedos están en huelga, y ya puedes llorar, reir o suplicar que no pienso dejar escapar ni una palabra. Y no por nada, sino porque no quiero. Dicho queda, y ya sabes que no me gusta repetirme. Ojo, que digo que no me gusta repetirme, no que no lo haga.

Y no me da la gana de escribir, y que no te voy a dar más explicaciones, o qué pasa ahora, que todo lo tengo que justificar o qué. Si digo que no es que no, y ya sabes que yo no cambio de opinión así porque sí, que algo muy fuerte tiene que pasar para que de marcha atrás. Bueno, realmente, vamos a ver, la verdad, es que tampoco es que tenga que tan, tan, tan fuerte no tiene porque ser, o sea, a ver si me entiendes, que errare humanum est, y que si uno tiene que decir digo donde dijo Diego, o al revés, pues qué se le va a hacer, y pelillos a la mar. Pero vamos, que yo por las buenas, vale, pero por las malas... uy por las malas...

Pero que ahora no, que ni por las buenas ni por las peores, que no pienso escribir, y que si no te gusta pues te aguantas, bebe agua, o tú verás. A ver si al final la vamos a tener. Mira que si al final la vamos a tener...

Hoy no escribo, así que no sé qué haces ahí leyendo, pero ¿es que no ves que aquí no hay nada? Que no he escrito nada, que no hay nada que ver aquí, circulen, señores, circulen... A lo mejor es que no lo he dejado claro, pero vamos, que yo creo que está meridiano: QUE HOY NO ESCRIBO. En fin, ya está dicho bien alto, así que después no vengais con quejas, que ésas al maestro armero, que uno no está para tonterías, y el que quiera perder el tiempo que lo pierda, por mi, ya ves, como si me importara mucho.

Pero ¿es que no ves que aquí no hay nadie, que están todas las luces apagadas y no queda ni el tato? Vete ya de una vez, que nos van a dar las uvas y aquí no se ha escrito ni una palabra, que también son ganas de perder el tiempo, será que sobra, tiene huevos la cosa. Y oye, chulerías no, un respeto, y una educación. QUE HOY NO ESCRIBO, QUE HOY NO ESCRIBO. No, si dan ganas de soltar un improperio, pero para algo uno tiene una clase. Es que donde hay, pues algo queda, y el que tuvo retuvo, y el resto de refranes que vengan a cuento. En fin, vete ya a tu casa, niña, que hoy aquí no se escribe nada y ya es muy tarde.

Nada, que no hay manera.

miércoles, 28 de enero de 2009

Esperando a Teseo

El Minotauro se llama Paco y el pobre lleva ya un rato largo esperando a Teseo, para jugarse las cañas al parchis, pero el chaval se ha enredado en el hilo de Ariadna, y ella no va a dejar escaparse tan buen partido, que está harta de tanto héroe griego llendo de aquí para allí y si te he visto no me acuerdo. Claro, con la excusa de que Homero está siempre pendiente, todos disimulan con tal de salir en la foto.

Ahora, si eres ateo, puedes hacer publicidad en los autobuses, fíjate a donde hemos llegado. Paco (el minotauro, sí) ya pondría un anuncio, en un autobús o donde se tercie, que le falta compañía, y un amigo puntual tampoco vendría tan a desamano. Pero con tanto laberinto da pereza, mejor mañana. Los minotauros no son ateos, tan sólo hay algunos dioses en los que no terminan de creer, pero del resto son tan fervorosos como el que más. Los minotauros tampoco viajan mucho en autobús, que son más de estirar las piernas.

Cuánto te hablo de Dios y cuánto hablo del tiempo y cómo tarda tanto y tan poco en pasar. Tiene gracia, porque yo leo la hora en el reloj del microondas y quizás por éso los minutos me dan hambre. De Dios tampoco sé muy bien que decirte: últimamente no tenemos mucha acercanza. A ver si un día quedamos para tomarnos unas cañas él y yo, y llamamos a los colegas, al Teseo y al Paco, y que se venga Homero, que la vamos a liar.

Pero no adelentemos acontecimientos, primero que llegue Teseo, que el Minotauro se está quedando dormido.

lunes, 26 de enero de 2009

Casi sin pensarlo

Casi sin pensarlo se me olvidaba acordarme.
Casi sin pensarlo me acordé que me olvidaba.

Voy deshaciendo el camino,
voy desandando mis pasos
y si ves que me tropiezo y caigo,
ríete, tonta, que para éso lo hago.

¿Ves lo que escribo cuando se me escapa la inspiración? Que es como decir las más veces. Las musas son extrañas a este tiempo de internet y tele por cable. Para encontrar una que valga la pena se tiene uno que recorrer todos los lupanares de esta orilla del Pecos, y aún así, las que aún quedan, ya tienen un contrato con Hollywood. Así que yo me lo guiso y me lo como, y escribo a golpe de tecla en esta soledad de la medianoche.

Las mejores soledades se pierden en silencios atropellados, pero mis sombras no tienen prisa, será que son de saldo. La noche se estrena al final de cada tarde cuando uno le gana la partida al largo día de trabajo, y vuelve a casa, cansado, o abatido, o las dos cosas, ¡que no son lo mismo!. Pero yo intento buscarle los tres pies al gato (y ya le llevo dos encontrados) alargando las horas para escribir estas palabras tan necias, hasta que entra la madrugada en mi salón, sin pedirme permiso. Mientras, tú duermes y me calientas la cama, y el niño espera hasta que me alcanza el sueño para despertarse y dormir con nosotros en ése nido nuestro de uno-cincuenta. Qué delicadeza.

Vuelvo a engañarme al bajar del autobús, es el último y lo dejo, y pienso que las peores soledades se encuentran en la algarabía del anonimato, entre la muchedumbre, pero siempre que esté muy bien rodeado de gente. En ese juego de contrarios se me pasan los años en cuestión de minutos.

No te preocupes si no me entiendes, chula, o es que no ves que dejé de tener sentido en cuanto me senté a tu lado. La razón, de cualquier forma, no pinta mucho en esta historia... y fijate que te lo digo casi sin pensarlo.

domingo, 25 de enero de 2009

Séptimo día

Acecha la oscuridad tras cada nuevo paso, y por mucho que llevemos el mechero encendido, esta lumbre apenas ilumina. Tergiversamos, entonces, cada arista en esta penumbra, y de cada sombra surge un monstruo que, al llegar a su altura se esconde, y ya agazapado, se transmuta en algo cotidiano, por ver si así nos da vergüenza. Huye el miedo para regresar al instante acompañado de la nueva silueta que se vislumbra en medio del camino. Y vuelta a empezar en este juego del escondite, tan adulto, que ya no tiene la gracia que solía.


Me acusas de mentirte y no me defiendo, porque la mentira hizo cobijo bajo mi piel, tanto tiempo, que ya no sabría reconocerla aún si la viera frente a mi recién levantada, todavía con el maquillaje de la noche anterior. Por la mañana temprano todos los cisnes son patitos feos, yo el primero, aunque lo de cisne se lo dirás a todos, chula. Te crees que no puedes fiarte (de mi) porque no te digo la verdad, pero vamos a ver, que yo creía que lo nuestro era un acuerdo tácito, ya sé que los cuentos de hadas se los inventó un señor con barba, y que por mucho que me esfuerce después del verano seguiré chapoteando en la misma charca (nada de ir al lago) pero con todo y con ésas, para qué quieres que te diga lo que ya sabes. Déjame engañarme.


Por la mañana temprano es la hora de pensar sin esforzarse, de tomarse un café con leche calentito con lo que se tercie, y más hoy que es el séptimo día de la semana, y en el calendario lo han vestido de rojo. Si es domingo es que no trabajo, por éso va a ser que no encuentro un clavo al que agarrarme.


Ya sé que a veces pierdes la paciencia, yo también, pero vuelvo a encontrarla en cuanto veo fruncirse el ceño. Desatar huracanes no está bien si después se escapan por entre los dedos. Hay que cazarlos y ponerlos cara a la pared, que reflexionen sobre lo que han hecho, y que prometan no volver a hacerlo. Un besito, sana, sana, y ya está todo olvidado hasta la próxima.


Y te sigo queriendo, a pesar de que te defraudo los días impares, o a lo mejor es precisamente por éso. Los pares me quieres un poco más, y yo a ti también, pero menos que mañana. Quise decirte cada noche te quiero, pero me respondiste que con tanto repetirlo pues que ya no te decía nada. Las palabras se gastan, quién me lo iba a decir, así que ahora sólo te digo que te quiero muy bajito que no tiene nadie porqué enterarse, que son cosas nuestras.

Cuando pregunto si estoy bien peinado, las chicas monas y listas me dicen que sólo se fijan en mi inteligencia, así que me rio como un bobo del montón. Por la mañana temprano a veces se me olvida peinarme, y si es domingo, se me pasa el día y no me levanto. Cuando pase la medianoche cumpliremos ocho citas, y ya podemos dejar de contar los días, pero no nos adelantemos, que vete a saber tú.

Sexto Día

Esta noche es de recuerdos de hace tanto, de cuando tú no habías aparecido alrededor mía, de cuando yo era otro, de cuando no hacía falta hablar de juventud porque estaba tan ocupado viviéndola. Recuerdos funestos de traiciones, y de rencores que aún guardo dentro de este cuerpo al que le ha salido ya demasiada barriga para seguir siendo rebelde. Esta noche es solitaria, y tú te has acostado ya, y yo estoy a solas con estas palabras. Qué peligro, qué peligro, qué peligro.

Es mentira éso que os cuentan de que Dios hizo el mundo en siete días. Al sexto ya lo tenía todo terminado, y al séptimo descansó. Que también... digo yo, que mejor hubiera descansado entre medias , y no al final, la pausa del desayuno y todo éso, que además no tenía un jefe mirando el tiempo que tarda en tomarse el bocadillo. Yo al sexto día no tengo hecho nada, pero tampoco he terminado de enterarme de lo que me queda, y no hay nadie que me lo diga. Pero claro, para éso Dios era omnipotente. Yo no tengo esa excusa, para algo hay clases.

Mi jefe no me mira el tiempo que tardamos en tomar el café, porque él también fuma.

Pero aquí se me olvidaba que tampoco tengo jefe. Aquí se me olvidaba que soy libre. Y ser libre ata tanto que a veces pesan más las cadenas que nos amarran a la libertad que el pie que nos aplasta cuando nos oprimen. Aún así, que sepas que a todo se acostumbra uno.

No sé muy bien como seguir esta existencia. A lo mejor el problema está en que no se me da muy bien ser alto, guapo y atlético. Se me dió bien ser joven un tiempo, pero ya te dije que empezó a apuntar la tripa y me olvidé de como seguir haciéndolo. Se me da mejor ser del montón, ya sabes, ni frio ni calor, ni carne ni pescado, ni chicha ni limoná.

A las chicas guapas les gusta que les digas que son feas, siempre que sepan que tú también sabes que es mentira. A las chicas inteligentes en cambio, no les gusta que le digas que son tontas, y a mi me parece todo muy complicado, y le digo fea a la tonta, y guapa a la lista, y a mi jefe no le digo nada, que fuma negro. El pan embrutece, y a mi me gusta la chapata, que tiene nombre de baile sudamericano.

Mañana será otro día. Anda, claro. Y si no nos vemos, cada uno a su casa, y coge por la sombrita, que lo peor no es el frio, sino la humedad. Avisados quedais.

viernes, 23 de enero de 2009

Quinto día

Desafiando la tormenta, sin siquiera el calor de una hoguera, forcejeando con guardaespaldas de (reprimidos) dictadores y destituyendo dirigentes de repúblicas bananeras, escapando de la tortura más por los pelos que de otra manera, sin suerte ni perro que me ladre, inventándome biografías de héroe de novelita de quiosco, así, sin más, despierto. Al quinto día.

Llueve viento helado, que el agua no se atreve, y hace buena noche siempre que no te coja al raso. Todavía no ha llegado la hora, la medianoche, pero faltan ya, nada más, que veintiseis minutos, y éso lo sé porque mi reloj es digital, que si no a cuenta de qué, media hora y tan frescos. A los relojes digitales se les han caído las agujas, a lo mejor ya estaban maduras.

Como el que viaja a lomos de una yegua sombría... así canta Sabina, y me gusta tanto que lo plagio a cada rato, sin excusa ni sombra de remordimiento. Ojalá yo pudiera empezar con una frase que no abuse del subordinado, pero se me alargan y no encuentran el final. Las palabras no tienen vida propia, que no te engañen, son cadáveres, títeres, guiñoles, o tal vez zombies. Las palabras no son más que los tornillos que atan las frases, como la de Sabina. O como las mías, pero menos.

¿Te he dicho que es el quinto día? Pero en el trayecto se nos perdió uno. Y qué más dará, si no hay quien lea ésto, y si lo hay, se esconde entre las ruedas del molino. Un molino a ruedas, qué risa. Los que yo conozco no se mueven ni aunque les embista Don Quijote. A ver si se hicieron pasar por gigantes, y merecido lo tendrían, que con lanza y todo les dió pal pelo. O le dieron ellos, sí, probablemente.

Un quinto es un botellin de cerveza. Porque no hay quintos que no sean de cerveza, y si los ahí son impostores. Al César lo que es del César, o sea, las perras, la plata. Hablar en plata es decir las cosas claras, pero la plata se ensucia, como el dinero que todo lo enturbia, menos mis bolsillos, que siguen vacíos.

Qué tontería, y no estoy borracho, que ya dejé de beber. Ahora sólo Coca-Cola, que es negra, como Obama. La cerveza es rubia, y tiene el culo frío.

Don Quijote no bebía, y cuando lo hacía, sólo vino tinto, pero que no sea un Rioja, que ya estoy un poco harto de tanta Rioja Alavesa, búscate otro, será por denominaciones de origen.

Yo sé escribir, pero se me ha olvidado como se lee. Por éso a veces lo que digo no se entiende, y otras lo que entiendo no se dice. Los quintos iban a hacer la mili, y los de mi quinta, tienen más o menos los mismos veranos que un servidor, aunque a uno que yo me sé le falten un par de hervores.

Obama no tiene mucha acercanza con Don Quijote, de no ser la que les queda aquí en esta frase, apenas cinco palabras entre uno y otro. Obama bebe Coca-Cola y Don Quijote un Ribera del Duero. Tal vez les vendría bien cambiarse las bebidas, pero ya sabes, no es bueno mezclar. Obama ya juró el cargo, y tres millones de personas acudieron a la cita. Son muchos como para invitar a una cerveza, por muy rubia y muy frio que tenga el culo. A lo mejor preferían una Coca-Cola, y unas olivas, digo yo, pero no me hagas mucho caso, rubia.