sábado, 31 de enero de 2009

Hoy tampoco escribo.

Hoy tampoco escribo, pero si lo hiciera, hablaría de tus labios dulces, fresas con azúcar, y de tus ojos verdes donde se pierde mi templanza. Pero no, hoy no escribo, y no te diré cómo muero cada día en tus besos, y cómo vuelvo a la vida cuando tropiezo, cada mañana, con tu mirada. No puedo decirtelo, porque hoy tampoco escribo.

Si cambiara de opinión y escribiera (pero no lo voy a hacer, desengáñate) probablemente te contara del perfume que acompaña a tu cuello, de la redondez y la tersura de tu pecho, del negro de tu pelo, del suave tacto de tu piel entera. Pero no cambiaré de opinión, y sé que es una pena, porque no podré decirtelo, que hoy tampoco escribo.

Si acaso, al final, escribiera, me enredaría en contarte cómo me haces sentir un hombre, cómo me reconviertes en persona, cómo cambias mi existencia cuando tú y yo nos emparejamos. Pero no escribo hoy tampoco, éso tenlo claro, y no podré contarte, entonces, todas estas cosas que te digo.

Hoy no escribo, y no te comentaré, ni te susurraré, ni te gritaré, ni te volveré la cabeza loca. Hoy no escribo, y no dejaré salir mis fantasmas de paseo, y no verteré mis miedos y mis alegrías en estas palabras tan maltrechas, en estas frases de saldo, en estas letras manoseadas y mojadas por la lluvia.

Hoy tampoco escribo, pero mañana será otro día.

2 comentarios:

  1. Yo hoy tampoco lo comento,por que si lo hiciera erraría con el argumento.
    Esperaré a mañana, si, será mejor....

    Abrazos

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  2. No hace falta escribir cuando el pensamiento se plasma en tinta.
    A mí, me gusta leerte, aunque no escribas.

    Un beso grande.

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