domingo, 31 de mayo de 2009

Hablar de todo un mucho.

Hablo del amor como el que sabe de qué va esta historia, pero a mi que me registren, soy tan ignorante como siempre, en ésto, como en cualquier otra cosa.

Hablo de los recuerdos como el que ha vivido al límite, en el filo de la navaja y a un paso del abismo, pero tampoco ha sido para tanto, y en el camino probablemente hayan quedado más amigos que enemigos, más risas que lágrimas.

Hablo del tiempo que se escapa como aquél al que ya apenas le queda vida para echar la cuenta, sacar la balanza, y poco más. Pero espero que de ese tiempo escurridizo aún me quede para empezar de nuevo unas cuantas veces, porque pienso equivocarme cada cinco o seis pasos que de tropiezos tengo llena la agenda.

Así que quizás no debiera hablar tanto, o quizás no debiera hablar como lo hago... o tal vez sí, quién sabe, si resulta que las respuestas no las tiene nadie, que ni siquiera sabemos las preguntas. Entre tanto, y a falta de ese algo que se ha empeñado en ocultarse, seguiré hablando del amor, de los recuerdos, del tiempo, de las preguntas, de las respuestas, de las palabras, de la búsqueda. Y lo haré de la única forma que sé, como si las agujas del reloj se hubieran declarado en huelga y este instante fuera tan eterno como cuando tu mano recorre mi espalda y crees (sabes que no) estoy dormido.

Por lo menos hoy, que mañana será otro día y a saber con qué me sorprendo, que me dejé la agenda en el pupitre y el futuro se ha quedado parado en una hoja del cuaderno. En la misma hoja donde pinté un corazón con tu nombre.

sábado, 23 de mayo de 2009

El destino y poco más.

No creo en el destino, pero a veces hay algo que se cruza entre mi alma descolorida y tus ojos verdes, y me dejo llevar por la imaginación, y pienso por un instante que estábamos condenados a querernos. Y aunque suene a cursi y a película para niñas, yo me lo creo un poco.

Pero, si es el destino, dime tú que no está escrito, que no quiero ser un juguete en manos de algún escritor, que puede tener malas ideas en cuanto le bajen los lectores. Si soy una marioneta más, por lo menos que se enreden nuestros hilos mientras nosotros lo decidamos (que puede ser para siempre y un poco más si por mi fuera).

Porque si no es el destino, nos queremos porque sí, y poco más hay que añadir a éso.

domingo, 17 de mayo de 2009

Recuerdos que duelen.

Voy a empaparme en gasolina una vez más,
voy a rasparme a ver si prendo,
y recorrer de punta a punta la ciudad
quemando nuestros malos sueños.

Esas líneas son de Quemando tus Recuerdos, de Extremoduro. Resulta irónico que esta canción que habla de lo que duelen algunos recuerdos me traiga a la cabeza una etapa de mi vida que me desgarra...

Hoy es tierra de náufragos esta noche engañosa. Solitario por apenas un muro, el sueño se me escapa pero me atacan las miserias de mi alma. Prometí no quejarme más que cuando lloviera, pero soy un mentiroso no sé si solemne, pero sí irredimible. Me quejo porque estoy vivo y despierto, y quisiera estar dormido, en una nube de la memoria, amnésico y olvidado.

Hoy es una calle sin nombre esta noche traidora. A solas con mis fantasmas y con mis demonios, ya nos hablamos de tú. Prometí tantas cosas a tanta gente y ahora intento esconderme de los acreedores de promesas. No voy a lograrlo, pero oye, al menos esta noche no fumo y no lo echo de menos.

Hoy es un espejo de mentiras esta noche cruel y las palabras se las lleva el viento, pero los recuerdos se quedan porque no arden como las fotografías, los libros, las cartas de amor. Los recuerdos son tantas cosas que apenas si son frases una tras la otra. Y el papel no es más que un desván de los sentimientos.

Hoy es ya mañana, el reloj se cansó de quedarse siempre en el presente y ya se marchó a buscar nuevas tierras. Voy a intentar fundirme en los licores del sueño, y a reclamarle asilo a Morfeo. Dicen que el sueño no es más que una imitación de la muerte, y es éso lo que yo hoy busco en esta noche de hierros candentes clavados en el corazón.

Buenas noches.

sábado, 16 de mayo de 2009

Si

Llevaba un tiempo dándole vueltas en mi cabeza al poema de Kipling (If), y sobre todo a estos dos versos:


If you can fill the unforgiving minute

With sixty seconds' worth of distance run


La traducción que más me gusta es la siguiente:


Si puedes llenar el implacable minuto

Con sesenta segundos que valga la pena recorrer


¿Será el tiempo que me obsesiona últimamente? Creo que no siempre se pueden vivir los sesenta segundos del minuto con algo que merezca la pena.


El poema If en inglés lo podéis encontrar, por ejemplo, aquí, y en castellano (Si) aquí o aquí. Uno de mis favoritos.

jueves, 14 de mayo de 2009

¿Qué busco?

Caigo como cada noche rendido al sueño, pero sigo negándome a claudicar. Si no tuviera estas líneas donde desertar de esta guerra injusta en que se ha convertido el cada día, dime tú que haría, acaso vagabundear buscando el reflejo de la luna en algún cristal. O perdido en la marea de un bar cualquiera, mirando alrededor sin comprender, pensando demasiado.

La mañana hace mucho que empieza temprano, y quisiera a veces un poco de tiempo para descansar entre las sábanas, y saltarme el desayuno, pero ya no depende de mi y me tengo que acostumbrar mal que me pese. Y no me quejo más de lo necesario.

Ahora es para siempre, pero durará lo que la publicidad. Mañana vendrá arrasando y me traerá otros dolores de cabeza, que me estoy haciendo adicto al paracetamol, yo que ya no bebo alcohol, y aquí me ves, dejando los vicios desordenadamente.

Los sueños se me mezclan en la mañana, y no siempre sé si es mío o me meti de hurtadillas en el de otro. Pero deben ser míos porque me dejan el sabor amargo de la decepción, y mi boca los reconoce de pura costumbre.

¿Y esta forma de escribir que tengo, párrafos cortos, dos o tres frases sin demasiado sentido, a qué viene? Si yo quiero escribir con la sencillez de un hombre noble y cabal, y no enredarme tanto en ironías, pero es así como me salen las palabras, será que de fútbol no entiendo y que tengo más de plebeyo que de otra cosa, y ya se sabe, hay que enrollarse para aprobar el exámen y que no se note que no has estudiado, que estuviste de farra y volviste a casa sólo a por la guitarra. Pero éso era antes. Ahora sólo me han quedado estas líneas fugitivas.


Cuéntame entonces, tú, que sólo ves esta parte de mi. Cuéntame qué ves, y así me ayudarás a hacerme una idea de lo que estoy buscando y que no encuentro.

Si ni siquiera sé si estoy buscando o ya me di por vencido...

miércoles, 13 de mayo de 2009

Reflexiones sin sentido (más)

Voy a perder al final como todos, tú ya sabes que la vida tarde o temprano nos vuelve la espalda, y que hay un perdedor dentro de cada uno. Sólo que a mi se me nota un poco más.

Me preguntan últimamente qué tal, y yo contesto que no llego a nada, y no es la respuesta que esperan. Lo que realmente quieren oir es que muy bien. Pues que no pregunten, que yo mentir tampoco, que tengo mis cosas yo también.

No llego a nada, y cada vez me acuerdo más del tiempo que empieza a coger carrerilla. ¿Y cómo puede ser? Si hace nada y ya han pasado quince años. Toda una vida. Y a mi ya no me cambian por dos de quince, ni de dieciseis, y no sigo que me da no se qué.

El tiempo pasa a su ritmo, pero últimamente parece que no se acopla a mi paso, y andamos a la gresca. Lo malo es que en esta historia ya sé quien gana, que esta película está muy vista, con león rugiendo y todo. Y además ya me leí el libro, que seguro que es mejor.

No llego a nada, y todo se acaba y ya la lógica no me vale para jerarquizar objetivos, y a mi jerarquizar objetivos me suena a alemán de tan exacto que parece, pero es lo que tengo que hacer para salir del agujero, o cuando menos intentarlo.

Ayer no iba a hablar de amor, pero después sí, y al final... Y éso que me empeño en afirmar delante de todos que sólo sobre amor se pueden escribir palabras que merezcan la pena. El resto es relleno, trozos de papel, manchas de tinta, pedazos de memoria que se borrarán apenas cerremos los ojos. No hay tiempo ya para otra cosa.

Y hoy entre tanta palabra me perderé un poco más de la cuenta, y ya no sabré qué decir mañana. Para pasado ya tengo coartada. En fin, qué quieres que te diga, si ya sabes que al final todos perdemos...

(pero no te dije lo que ganamos por el camino)

martes, 12 de mayo de 2009

No es amor

No es amor ésto sobre lo que escribo hoy. Ya lo sabes.

Es otra cosa.

De veras.

No es amor, es otra cosa, de veras, ésto sobre lo que escribo hoy, ya lo sabes.

Es otra cosa.

Otra cosa debe ser, pero a lo mejor, pienso, también puedo dejarlo para otro día...

Y escribir hoy sobre el amor.

lunes, 4 de mayo de 2009

Miento si te digo la verdad.

No puedo mentir cuando escribo, porque no concibo otra forma de desnudar mi alma. Pero las palabras son actores en una tragicomedia, y a veces se me escapan sin aprenderse el guión. Si las escribo, aquí se quedarán hasta el fin de los tiempos o hasta que se pierdan en el olvido. Como si fuera grabado en piedra, o en oro, como la fecha de caducidad de mi anillo (¿o era el día de nuestra boda?).

Pero entonces, dime, ¿por qué te juro que te quiero por encima de todo, en estas mismas líneas, y después te pongo mala cara por una tontería? Además de porque soy un imbécil, claro, pero éso quedó muy claro desde nuestra primera cita. Y en la segunda también, y bueno, ya sabes que perdí la cuenta porque la calculadora se quedó sin pilas y las veces que soy un imbécil son muchas más de las que recuerdo.

Te quiero, incluso a pesar de todo. Y me preguntas que qué quiere decir éso y yo no lo tengo tan claro, pero sé que es la verdad. Me podría lanzar a adivinar una explicación, pero es mejor que nos quede la duda, no vaya a ser.

Así que no mentiré, sólo disfrazaré un poco esta vida con un par de trapos viejos, y a pesar de saberme ya casi de memoria, intentaré sorprenderme y sorprenderte. Aunque seamos francos: ya no me lees y escribo más por mi que por ti, igual me sirve de terapia para lo que sea que me pasa. A ver si voy a tener algo malo (además de un reflejo de señor mayor en el espejo).

No te voy a escribir sonetos, que a mi sólo me salen pareados, pero te prometo llenar esto de palabras que no leerás. Unas veces serán mejores, otras serán como las de hoy. Si ni siquiera tienes que fingir que me lees. Con que te imagine ya me basta.