miércoles, 25 de noviembre de 2009

Un poco más...

Dame un poco más de ti. Déjame mecerme en la frontera de tus sueños, abrazarme a la sombra que deja tu mirada cuando el silencio termina de acomodarse en la madrugada. Ésa ausencia de palabras en la oscuridad de nuestras manos enlazadas...

Yo te daré un poco más de mi. Me desnudaré de adjetivos para quedarme en carne y alma. Un poco más cada día, tú y yo, hasta que ya seamos nosotros y los pronombres no nos confundan.

Pediremos un poco más a la luna... más estrellas y más cielo, entre este enjambre de antenas estarán. Pediremos un poco más al sol, para que nos caliente cuando lleguen los fríos y nos cojan ensimismados en esta espera...

Y si no hay más que dar, y si no hay más que recibir, y si no hay más que esperar, entonces nos preguntaremos si será hora de rendirse... pero ya sabemos la respuesta, ¿verdad?

lunes, 9 de noviembre de 2009

Perdiendo los sueños. Desvaríos sin voz ni palabra.

Voy a dejar de ser yo por un instante: seré el viento en las calles. Me acercaré a cada alma perdida en esta noche de lluvia y frío y preguntaré por tu nombre.

Voy a perder mi palabra por momentos. Me limitaré a mirar el vacío que dejas cuando cierras los ojos y el tiempo se para. Y yo que quiero llenarlo todo, cada hueco, de frases más o menos entretejidas, me detendré en la frontera del silencio, a contemplarte.

Ya he negado la existencia de Dios tantas veces que casi nos hemos hecho amigos. Pregúntale tú, que a mi me da la risa, en qué tengo que creer cuando los sueños se van gastando. Ya son en blanco y negro, y a la que me descuide perderán la voz. Sueños mudos en blanco y negro ahora que estamos en crisis. Sueños en los que las palabras se imaginan, en el que las voces son apenas susurros en un rincón de la memoria (si es que la memoria tuviera rincones, que éso está por ver).

Si es que todavía bebiera, pero se me pasaron las ganas. Ya ves, ni para bohemio valgo.

La paz y la palabra pedía Blas de Otero. Yo ya no tengo ni para poemas, y Jose nos dejó en un "tocado y hundido" que llenó de lágrimas mi alma. No tengo ya palabras, y la voz se me fue quebrando con tanto tabaco en ayunas. Y en cuanto a la paz, ayer vi las noticias, y qué quieres que te diga...

No hay nada que salvar de lo mío, y si ya sólo quedan poemas de otros, déjame terminar diciéndote: "y aún así, aún así..."

Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.

Blas de Otero. Pido la paz y la palabra.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Esta ausencia...

Volver por la puerta de atrás, a hurtadillas, ya no sé si con nocturnidad y alevosía, o sólo con la sensación de haberme perdido entre los pasillos de algún sueño, y ahora despierto y me encuentro con esta traición, con esta ausencia, esta falta de acercanza...

Pero tenía que retornar para mirarme una vez más a los ojos, y confesarme en voz bajita que hay gente que dibuja corazones negros de tinta china, pero los míos eran de tiza en la esquina de la pizarra, apenas una huella en la arena de mis playas. Y así quiero yo el amor, todo un universo sin apenas bordes ni aristas, el roce de unos labios, el tenue recuerdo de las yemas de mis dedos en tu piel.

Quiero volver aquí, a dejarme el alma sin más réquiem que los torpes acordes con los que voy tejiendo esta existencia desmadejada. Pero ya no sé de dónde tengo que respirar este humo que huele a tiempo ya pasado, a caminos que se cruzan sin demasiada insistencia en el destino.

Y si me preguntas que qué hago, te diré que aquí, y ya sé que no es respuesta para esa pregunta, pero ya sabes que las reclamaciones al maestro armero, y aquí paz y después de gloria. Así seguiría con refranes que de tanto uso ya no dicen nada, son sólo atrezzo en estas frases deshilachadas, así que algo de verdad tendrán una vez le quitemos los adornos y las reduzcamos a palabras y nada más.

Poco más me queda entonces, más que decirte que estoy, a pesar de todo, lleno de silencios, aún escondido entre las páginas de este libro, tan antiguo que ya no recuerdo las preguntas a las que busqué una respuesta.

Hola a todos, y perdonad mi ausencia...