Volver por la puerta de atrás, a hurtadillas, ya no sé si con nocturnidad y alevosía, o sólo con la sensación de haberme perdido entre los pasillos de algún sueño, y ahora despierto y me encuentro con esta traición, con esta ausencia, esta falta de acercanza...
Pero tenía que retornar para mirarme una vez más a los ojos, y confesarme en voz bajita que hay gente que dibuja corazones negros de tinta china, pero los míos eran de tiza en la esquina de la pizarra, apenas una huella en la arena de mis playas. Y así quiero yo el amor, todo un universo sin apenas bordes ni aristas, el roce de unos labios, el tenue recuerdo de las yemas de mis dedos en tu piel.
Quiero volver aquí, a dejarme el alma sin más réquiem que los torpes acordes con los que voy tejiendo esta existencia desmadejada. Pero ya no sé de dónde tengo que respirar este humo que huele a tiempo ya pasado, a caminos que se cruzan sin demasiada insistencia en el destino.
Y si me preguntas que qué hago, te diré que aquí, y ya sé que no es respuesta para esa pregunta, pero ya sabes que las reclamaciones al maestro armero, y aquí paz y después de gloria. Así seguiría con refranes que de tanto uso ya no dicen nada, son sólo atrezzo en estas frases deshilachadas, así que algo de verdad tendrán una vez le quitemos los adornos y las reduzcamos a palabras y nada más.
Poco más me queda entonces, más que decirte que estoy, a pesar de todo, lleno de silencios, aún escondido entre las páginas de este libro, tan antiguo que ya no recuerdo las preguntas a las que busqué una respuesta.
Hola a todos, y perdonad mi ausencia...