domingo, 25 de enero de 2009

Sexto Día

Esta noche es de recuerdos de hace tanto, de cuando tú no habías aparecido alrededor mía, de cuando yo era otro, de cuando no hacía falta hablar de juventud porque estaba tan ocupado viviéndola. Recuerdos funestos de traiciones, y de rencores que aún guardo dentro de este cuerpo al que le ha salido ya demasiada barriga para seguir siendo rebelde. Esta noche es solitaria, y tú te has acostado ya, y yo estoy a solas con estas palabras. Qué peligro, qué peligro, qué peligro.

Es mentira éso que os cuentan de que Dios hizo el mundo en siete días. Al sexto ya lo tenía todo terminado, y al séptimo descansó. Que también... digo yo, que mejor hubiera descansado entre medias , y no al final, la pausa del desayuno y todo éso, que además no tenía un jefe mirando el tiempo que tarda en tomarse el bocadillo. Yo al sexto día no tengo hecho nada, pero tampoco he terminado de enterarme de lo que me queda, y no hay nadie que me lo diga. Pero claro, para éso Dios era omnipotente. Yo no tengo esa excusa, para algo hay clases.

Mi jefe no me mira el tiempo que tardamos en tomar el café, porque él también fuma.

Pero aquí se me olvidaba que tampoco tengo jefe. Aquí se me olvidaba que soy libre. Y ser libre ata tanto que a veces pesan más las cadenas que nos amarran a la libertad que el pie que nos aplasta cuando nos oprimen. Aún así, que sepas que a todo se acostumbra uno.

No sé muy bien como seguir esta existencia. A lo mejor el problema está en que no se me da muy bien ser alto, guapo y atlético. Se me dió bien ser joven un tiempo, pero ya te dije que empezó a apuntar la tripa y me olvidé de como seguir haciéndolo. Se me da mejor ser del montón, ya sabes, ni frio ni calor, ni carne ni pescado, ni chicha ni limoná.

A las chicas guapas les gusta que les digas que son feas, siempre que sepan que tú también sabes que es mentira. A las chicas inteligentes en cambio, no les gusta que le digas que son tontas, y a mi me parece todo muy complicado, y le digo fea a la tonta, y guapa a la lista, y a mi jefe no le digo nada, que fuma negro. El pan embrutece, y a mi me gusta la chapata, que tiene nombre de baile sudamericano.

Mañana será otro día. Anda, claro. Y si no nos vemos, cada uno a su casa, y coge por la sombrita, que lo peor no es el frio, sino la humedad. Avisados quedais.

1 comentario:

  1. Quillo, sonrío cuando leo todo esto que escribes. Me suena. Y me gusta. Sigo leyendo.
    Saludos

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